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«La mafia del 20 por ciento»

Una de las pancartas más aplaudidas en la plaza Tahrir contenía una simple operación matemática. Su autor había dividido la fortuna personal de Mubarak entre la población de Egipto: 50.000 millones de euros entre 83 millones de personas. «Tocamos a 600 euros por cabeza, con eso vive una familia egipcia casi un año entero», explicaba.

El heredero destronado, Gamal
El heredero destronado, Gamallarazon

Los cálculos difieren mucho según quién haga la suma de suspropiedades, acciones y fondos bancarios. Pero el patrimonio oscilaría entre cifras mareantes: de los 15 a los 50.000 millones de euros. Hosni, su esposa Suzan, y sus hijos Gamal y Alaa se han enriquecido con tal descaro a lo largo de estos 30 años en el poder que sus corruptelas se han convertido en uno de los temas de conversación preferidos en las tertulias, alrededor de un té y una pipa narguile.

La montaña de dinero podría desmoronarse. El «rais» y su familia perdieron el viernes el trono y, en los próximos meses, podrían ver cómo se esfuma también su patrimonio. Suiza ya ha ordenado bloquear las cuentas. Mientras, en El Cairo se preparan varios expedientes para juzgarlos por corrupción. No será una tarea fácil, porque en estas últimas tres décadas, los Mubarak han tenido tiempo para diversificar su fortuna en miles de inversiones por todo el mundo. Disponen de propiedades en Nueva York, Beverly Hills, Mar Rojo, Londres y en todas las latitudes del globo. También hay yates, flotas de coches de lujo, helicópteros, joyas y excentricidades como la ambulancia más cara del mundo, que un vecino de Mubarak describió a LA RAZÓN como «una nave espacial».

Sobre el paradero del «faraón» y su familia se especuló ayer. Varias cadenas árabes los situaban ya en Emiratos, mientras que una periodista de «The Guardian», aseguraba haberlos localizado en el balneario de Sharm El Sheik. Estén dónde estén, no parece que vayan a tener problemas financieros durante algún tiempo. La telaraña de intereses económicos es tan complicada que harían falta años para localizar todo el dinero. Un par de libros de investigación han desgranado el «modus operandi» de esta plutocracia familiar, confirmando muchos de los rumores que circulan por El Cairo. El «rais», un militar con fama de austero que cuando llegó al poder en 1981 prometió luchar contra la corrupción, ha amasado su fortuna haciéndose con acciones preferenciales en las compañías más importantes del país, vendiendo empresas públicas a sus parientes y amigos a precio de saldo y, sobre todo, llevándose un tanto por ciento (entre el 5 y el 20) de buena parte de las inversiones, nacionales y extranjeras.

Esta última rama del «negocio» familiar corría a cargo de Gamal, a quien se apuntaba para la sucesión al «trono» hasta hace pocas semanas. Sus abusos han hecho enfadar incluso a viejos amigos de la familia, como el jeque árabe Sheikh Zayed Al Nhyan, a quien vendió una casa por 120 millones de euros. Un inmueble, que según se descubrió después, no costaba más de 15 millones. El resto del dinero fue la comisión del «intermediario»: Gamal. El núcleo duro de la corrupción a gran escala se ha sostenido, preferentemente, sobre los parientes y amigos de familia de la «primera dama», de Suzan: familias como la Tasekh o la El Gamal, que han hecho millones a costa del pueblo. Un desvergonzado expolio que ha hecho enfermar la sociedad egipcia, a veces de manera literal. En 2006, el Gobierno adquirió a través de una de las empresas del «holding» clientelar 370.000 vacunas caducadas. La estirpe Mubarak hacía caja mientras miles de niños se retorcían de dolor y vomitaban sangre en el hospital.