Sabrosa apertura

El restaurante Adrede es una nueva dirección a tener en cuenta. El chef sirve auténticas recetas caseras en un ambiente agradable y divertido. Gonzalo Muñoz es uno de tantos jóvenes profesionales afectados por la cruda crisis económica que han sabido realizar al asunto una lectura positiva y ver nuevas oportunidades y vías de negocio. En su caso, optó por abandonar la corbata por el mandil, dejar el mundo del marketing y dedicarse profesionalmente a lo que más le gustaba, la cocina. ¿Su objetivo? Hacerse un merecido hueco en el exigente público madrileño con su restaurante Adrede, situado en el número 10 de la calle Juan de Mena.

El local es diminuto y acogedor. Justo en la entrada, una pequeña barra es asaltada a diario por clientes madrugadores y ya fieles que coinciden en busca de un energético desayuno compuesto por un mollete con tomate y jamón acompañado de un café o por alguna pieza de bollería. Al fondo, el minúsculo comedor de ladrillo visto acoge a un número reducido de comensales que disfrutan de las auténticas recetas caseras del chef, quien ha diseñado una carta breve y sustanciosa a la que incorpora las sugerencias que cada día elabora según los dictados del mercado.

 Así, ahora que ha llegado el frío para quedarse, no faltan los contundentes platos de cuchara, entre ellos, las patatas y caparrones (una variedad de alubia roja de semilla más corta y redondeada) a la riojana y las buenas lentejas que degustamos durante nuestra visita, aunque antes nos sorprendieron el pastel de puerros y los huevos con muselina de trufa. Ambos, bocados estrella de la casa, que esta temporada rivalizan con el salteado de setas, también muy recomendable. Entre las carnes, potente es el ragout de ciervo. Como colofón goloso, la tarta de chocolate con crema inglesa.

Pregunte por la carta de vinos, que está compuesta por ejemplares con personalidad, como Vía Edetana 2011, de la Denominación de Origen Terra Alta.