Una Bélgica sin Gobierno al frente de una UE en crisis

España dijo adiós a su Presidencia de la UE, y Bélgica tomó ayer el relevo en medio de una situación nacional y europea poco propicia. Con un país que intenta formar un Gobierno de coalición dominado por los flamencos secesionistas de Bart de Wever, y una Europa cada vez más intergubernamental que comunitaria, para jolgorio de Francia y Alemania, los belgas se han curado en salud prometiendo una Presidencia continuista. «Queremos que se nos juzgue por los resultados», indicó el pasado viernes el primer ministro belga en funciones, Yves Leterme, cubriéndose las espaldas frente al exceso de ambición «a la española».

Con unas presidencias rotatorias en declive, Bélgica tendrá aún peso importante en los consejos sectoriales que presidirá. Sin embargo, las grandes conquistas llegarán de la mano de otro belga, el antiguo primer ministro del país, Herman Van Rompuy, ahora presidente del Consejo Europeo y tejedor de parte del plan de reformas económicas. Para finales de septiembre llegarán las propuestas económicas, que buscarán coser las costuras del euro. Para entonces, algunos pronostican que Bélgica tendrá ya un nuevo Gobierno, que luchará por evitar, o controlar el desgarro del país.