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Vender milagros por el Dr Bartolomé BELTRÁN

Vender milagros, por el Dr. Bartolomé BELTRÁN
Vender milagros, por el Dr. Bartolomé BELTRÁNlarazon

A menudo citan testimonios, institutos científicos y, sobre todo, muchos términos rimbombantes que, en realidad, no quieren decir nada pero que dan el pego. Aprovechan el deseo de ser más jóvenes, guapos y esbeltos para vendernos elixires que tienen que ver más con la magia que con la ciencia. El último producto en ser despojado de su aura de eficacia indemostrada ha sido una pulsera con supuestas propiedades pseudomilagrosas para multitud de enfermedades y que se puso de moda entre deportistas e incluso lució en su muñeca, hasta el día antes de su nombramiento, la Ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad , Leire Pajín.


Es paradójico que los medicamentos que se dispensan en farmacia, que están sometidos a controles de seguridad y eficacia, no puedan alegar sus propiedades más allá de su ficha técnica, bajo amenaza de cuantiosas multas, y, en cambio, una serie de productos sin esos controles puedan anunciar efectos increíbles sin temor a sanciones disuasorias. Estas malas prácticas no sólo perjudican la salud de los consumidores, sino también el buen nombre de quienes sí tienen una eficacia demostrada. Es el caso de los preparados farmacológicos de plantas medicinales, de dispensación farmacéutica. Han tenido que probar una eficacia y seguridad que les permite contar con un registro sanitario. En cambio, los fabricantes de plantas que se venden fuera de la farmacia, que no han tenido que demostrar nada, pueden anunciar reducciones instantáneas de talla con su fórmula de manera impune. Al final, pagan justos por pecadores, y a las que perjudican son a las plantas de farmacia que cumplen la ley. Si queremos estar seguros de la eficacia de un producto, hay que comprobar que cuenta con registro sanitario y un prospecto que indique sus propiedades. Seguro.