Jesús Terciado: «El gen del empresario no es despedir al trabajador»

MADRID–¿Cómo valora la reforma laboral?
–Positiva. Es útil para la creación de empleo y para acabar con la dualidad; por un lado, los contratos fijos muy protegidos y, por otro, el empleo temporal sin ningún tipo de protección. Retira de la primera línea la medida más utilizada cuando la empresa atraviesa dificultades, el despido, al introducir elementos de flexibilidad interna que mejoran las posibilidades de descuelgue.

– ¿Es una reforma hecha a medida de los empresarios como denuncian los sindicatos?
–Mejora la competitividad de las empresas y su adaptabilidad a las nuevas circunstancias. Coincide con las propuestas que hemos hecho en los últimos años y que no fueron abordadas hasta 2010, aunque tímidamente. Pero el que coincida no quiere decir que esté hecha a medida de los empresarios, sino que probablemente nuestras propuestas son las que necesitaba el mercado laboral para estabilizarlo.

– ¿Es la mayor reforma laboral de la historia?
– Sin duda. Ha habido modificaciones en los últimos años, pero nunca ha habido una reforma que entrara en profundidad en los problemas que tiene el mercado laboral.

– ¿Merma el derecho de los trabajadores?
– Si una reforma lo que propicia es la creación de empleo, la estabilidad del mercado laboral lo que consigue finalmente es mejorar, no sólo la posición de los trabajadores, sino también de la empresa. Por lo tanto, no vulnera los derechos, sino que mejora las posibilidades de crear empleo. El objetivo último es que se igualen de alguna forma las condiciones laborales que tienen los empleados en este país. Ahora hay cinco o seis millones de trabajadores con un contrato precario y otros hiperprotegidos y con la reforma eso se equilibra.

–¿Por qué es equilibrada, porque abarata el despido?
– Es equilibrada porque acaba con la dualidad al restar derechos garantizados a lo largo de muchos años a los que ya tenían un contrato fijo y mejora la posición de los que no tenían protección en el empleo y sobre los que rotaba el paro. También permite a la empresa tomar decisiones distintas al despido.

– ¿No puede llamarse entonces la reforma del despido, como decía Rubalbaca?
–Nosotros la llamamos la reforma del empleo y de la competitividad.

– Dicen los expertos que a corto plazo destruirá empleo, aunque a largo se recupere...
– Ese no es el gen que tenemos los empresarios, porque somos empleadores y además queremos que en nuestras empresas estén los mejores trabajadores y los más productivos. Cuando una empresa pasa por problemas queremos que los trabajadores que están con nosotros continúen en ella y si podemos entre todos alcanzar un acuerdo para hacer viable la empresa en el futuro, pues esa es nuestra meta.

– ¿Cuándo se empezará a crear empleo?
– Vamos a pasar unos meses difíciles, probablemente destruyendo empleo. Pero si todas las reformas funcionan, la economía empieza a crecer, si la UE hace sus deberes y los mercados se estabilizan, a final de año probablemente pudiéramos crear riqueza y empleo.

–¿Qué habéis echado de menos en la reforma laboral?
– No ha recogido nuestra propuesta sobre la modificación de festivos y sería oportuno que el Gobierno la introdujera durante la tramitación parlamentaria. También queremos que se reduzca el periodo de vigencia de un convenio. Dos años nos parece excesivo. No nos ha gustado la creación de una Comisión Consultiva Nacional de Convenios para resolver los conflictos. No sabemos si esta figura va a dilatar demasiado en el tiempo las negociaciones y que la reestructuración interna de la empresa se alargue en el tiempo.

– ¿Qué les ha fastidiado a los sindicatos de la reforma?
– Se han quejado de la falta de consulta previa, que el diálogo social no haya tenido mayores posibilidades de influencia en la elaboración del real decreto ley. Alguno de los aspectos que ellos rechazan son conocidos por todos, como la modificación de las condiciones del contrato fijo. Disminuye el número de días como de meses máximos de indemnización para el despido improcedente. Pero hay que tener en cuenta que el despido improcedente era irregular. Que en 2010 hubiera en España un 75% de despidos de este tipo no tenía ningún sentido y tampoco que en 2011, a raíz de la reforma de Zapatero, disminuyera sólo al 66%. Lo lógico es que los despidos sean procedentes, porque existen causas contundentes para que éstos se produzcan. La reforma clarifica las causas del despido y evita así que se declare siempre improcedente.

PERFIL
El 90% del tejido productivo
Jesús Terciado es vicepresidente de la CEOE y presidente de la patronal de las pequeñas y medianas empresas, Cepyme. Éste es precisamente uno de los sectores más favorecidos en la reforma laboral aprobada por el Gobierno. Representa aproximadamente el 90% del tejido productivo español, aunque es muy vulnerable a la crisis.