El Cairo
Una oleada de «bonzos» pone en aprietos al Gobierno de Mubarak
Parece que cada vez más egipcios confían en que quemarse a lo «bonzo» es la única forma de hacerse escuchar y, quizás, de desencadenar un cambio en su país, tal y como ocurrió en Túnez, donde el caso de un joven que se prendió fuego desató las protestas que acabaron derrocando a Ben Ali.
Con la vista puesta en sus vecinos, muchos egipcios sueñan ya con que la revolución es posible también en su país, aunque todo indica que ésta no llegará ni tan fácil ni tan rápidamente. El Gobierno de Mubarak niega el peligro del contagio y han querido restar importancia al fenómeno de los «bonzos», alegando que los hombres que se han prendido fuego sufrían trastornos mentales. Ahmed Hasham al Sayed , de 25 años, murió ayer tras quemarse vivo en la azotea de su casa, en Alejandría. El joven sufría una depresión por llevar un año en el paro. Mohamed Faruk, de 40 años, padecía problemas psicológicos desde que su hija desapareció hace meses y se prendió fuego ayer por la mañana junto a la sede del Consejo de Ministros, en protesta por la ineficacia policial a la hora de encontrar a la chica. Mientras, otro de los catalogados como «locos» por el Gobierno, habría intentado suicidarse frente al Parlamento, donde ya el lunes un hombre desesperado por su negocio se quemó a lo bonzo, pero fue detenido antes de prenderse fuego.
Asimismo, un cuarto hombre, empleado de la compañía Egyptair también habría intentado inmolarse en El Cairo ayer por la tarde, debido a problemas laborales, según medios locales, que cifran en cinco las personas que en 48 horas se habrían sumado a un movimiento que no hace sino crecer, con nuevos casos reales y falsas alarmas cada pocas horas. Las negativas, sin embargo, de las autoridades evidencian el nerviosismo sobre este fenómeno.
5 inmolaciones en 48 horas
- Entre los individuos que han optado por esta desesperada salida están un abogado o un mecánico
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