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Guggenheim

Valerie Solanas y Warhol como un tiro

La joven disparó seis veces sobre él, aunque no lo mató. ¿Motivo? Dijo que él quería plagiar su obra

Valerie Solanas y Warhol como un tiro larazon

Si por algo nunca destacó Andy Warhol fue por ser un polemista. Todo lo contrario. En la época de exuberancia creativa, los años 60, su Factory fue un lugar de encuentro y diálogo de una fauna tan variopinta de artistas, millonarios, friquis y drogadictos que aquello parecía la versión contracultural de los elegantes partys de Leonard Bernstein en Park Avenue con los Panteras negras. Hasta que un aciago día, el 3 de junio de 1968, dos días antes del asesinato de Bob Kennedy, a una friqui desclasada llamada Valerie Solanas, líder feminista radical del movimiento para la castración de los hombres, se le fue la olla, subió en el ascensor de la Factory y le descerrajó seis tiros a Andy Warhol por haberle perdido el único manuscrito de su obra teatral «Up your Ass». Al entregarse a la policía declaró que había querido matarlo porque se sentía dominada mentalmente por Warhol y éste pretendía plagiar su obra. Lo curioso es que el pacífico Warhol jamás había discutido con ella ni con nadie. Se limitaba a darle largas, incapaz de recordar dónde había metido aquel estúpido original. «Up your Ass» fue encontrada tras la muerte de Warhol, y este guión, repleto de exabruptos y obscenidades, se representa en los escenarios del «off-off» neoyorquino como una obra de culto lésbico.Valerie Solanas había redactado el manifiesto del SCUM (Society For Cutting Up Men), un grupo feminista pirado formada por ella misma, que predicaba la lucha contra el patriarcado y se regía por el eslogan: «Contra la violación, castración». Lo paradójico de este asunto es que Andy Warhol, un gay más bien apático y condescendiente, se convirtió en la obsesión paranoica de su misandria, acosada en su cabeza por la angustia de las influencias. Hasta el intento de homicidio, Warhol la había acogido en la Factory. La hizo protagonista de «I, A man» (1968/69) creyendo que así saldaba su cuenta por la pérdida de su guión. Pero su obsequiosidad ante los ataques verbales de Solanas y el acoso continuo agudizó su delirio y precipitó los acontecimientos.Debido a las secuelas de los tiros, que arrastró el resto de su vida, y la paranoia que le inspiraba la gente desde el atentado, Warhol cerró su fábrica de friquis, muchos de ellos en estado de equilibrio mental inestable, y se encerró en un lujoso despacho, haciéndose inaccesible para el mundillo contracultural, que quedó aislado de su nueva vida, orientada al cine underground comercial, dirigido por Paul Morrissey, y la asidua asistencia al privado del Studio 54 junto a los famosos de la jet-set internacional, hasta el día de su muerte.Basura e indiferenciaSi hay un personaje que define la apatía de Warhol es sin duda Joe Dallesandro en «Trash» (Basura, 1970), un yonqui abúlico e impotente al que todo el mundo desnuda sin conseguir ponerlo en acción. El delirio crece cuando vuelve al cuchitril donde vive con una travesti que disfruta abroncándolo por ser un chulo incapaz de conseguir pasta y aún más de hacerle el amor. Holly Woodlawn está sublime interpretando a una desquiciada que monologa con su amante, lo abronca, se desespera y grita, sin obtener más que indiferencia a sus demandas amorosas. Pocas veces alguien nacido Santiago Rodríguez consiguió el prodigio de ser Miss Donut 1968, triunfar como actriz en la Factory de Warhol y que Cukor se entusiasmara con su interpretación, hasta el punto de proponerla, sin éxito, para el Oscar al mejor actor secundario.

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