País Vasco

La cólera legítima

La Razón
La RazónLa Razón

De la contestación marroquí a las explicaciones que pidió nuestro país sobre los palos que se llevaron los activistas españoles prosaharauis, lo que más me ha llamado la atención es la apelación a «la cólera legítima y espontánea que despertaron en la población», así como la impertinente comparación vasca: «¿Cuál sería su opinión si activistas marroquíes entrasen en España para reivindicar la independencia del País Vasco?». Dejando aparte el hecho obvio de que el País Vasco no representa un ejemplo de colonialismo mientras el Sahara sí, se olvida el Gobierno marroquí de que ya hubo unos activistas de su país que intervinieron no con simples camisetas «provocadoras» sino con explosivos en los asuntos internos de la política española hasta el punto de cometer el mayor atentado en la Historia de Europa. Se olvida de que a esos asesinos nadie les tocó un pelo, ni la población ni la Policía, porque España es una nación garantista. No me simpatizan mucho los niños bien del mundo desarrollado que hacen turismo ideológico por el Tercer Mundo y que se sorprenden de que los esbirros de una dictadura les den una manta de leches. Pero la respuesta que se merece la explicación marroquí no es el beneplácito español. La respuesta ponderada que se merece es que «cuando unos activistas marroquíes vinieron a asesinar a dos centenares de españoles, este país y sus instituciones y su Gobierno supieron anteponer a la cólera legítima la legitimidad del Estado de Derecho y de la Carta Universal de los Derechos Humanos».