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OPINIÓN: El dominó asimétrico árabe

La Razón
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En Túnez se inició una reacción en cadena que venía cociéndose desde hacía años. Decenas de millones de personas en el mundo árabe se resignaban a vivir en condiciones de precariedad, pobreza, en algunos casos extrema, sin libertades, o con las mismas limitadas. Los regímenes autoritarios se mantenían en el poder ante el temor generalizado entre los actores internacionales de que el caos y la violencia serían su única alternativa. Primero la excusa para mantener en el poder a tiranías, que después se tornaron en cleptocracias, era la Guerra Fría y el peligro soviético. Se reprimían los movimientos y partidos de izquierda nacionalista árabe. En algunos casos, no pocos, los regímenes fomentaron el crecimiento de movimientos islamistas para contrarrestar a la izquierda, inoculándose del virus que los pondría contra las cuerdas años más tarde. Después fueron el islamismo radical y el terrorismo yihadista que sirvieron de excusa para apuntalarlos y mirar a otro lado.

Ha llegado el punto de inflexión, las clases medias y medias bajas, hartas de los abusos, saltaron más por la corrupción y el latrocinio, unido al secuestro del Estado (convertir a sus países en repúblicas hereditarias). Sin embargo es necesario saber diferenciar los casos, Egipto es el gigante del mundo árabe, uno de cada cuatro árabes es egipcio, sus Fuerzas Armadas son más del 25% del total de Estado, y fue el primer Estado árabe en firmar la paz con Israel. Las consecuencias de lo que ocurra en Egipto van a repercutir de forma intensa e irreversible en el resto de la región. Si la crisis se resuelve mal, será el detonante definitivo para llevarse por delante los regímenes y/o gobiernos de otros países árabes donde la mecha ha empezado a prender, y una solución pacífica y democrática puede encauzar la ira y la rabia e impulsar una primavera democrática como nunca antes se había dado en la zona. No conviene olvidar el riesgo islamista, pues Egipto es la cuna de diversas organizaciones integristas, no sólo los Hermanos Musulmanes, que tienen influencia en todo el país e incluso en los barrios más misérrimos, y ya se han postulado como la única alternativa.

Hay que acertar con el plazo y condiciones del Gobierno de transición que convoque elecciones libres, transparentes y democráticas, y de la credibilidad entre el pueblo egipcio de sus dirigentes y de sus promesas. Si se equivocan Egipto será la inmensa ficha del dominó árabe que tumbará a parte de aquellas que estén aún en pie.