Bogotá
Colombia revive la tragedia de Armero
Los habitantes de La Gabriela tan sólo alcanzaron a oír un enorme estruendo, segundos después el polvo cegaba sus ojos sin que pudieran observar que la montaña se les venía encima. Ahora 123 personas permanecen sepultadas bajo toneladas de lodo, tierra, árboles y piedras.
Por el momento, los socorristas recuperaron 17 cadáveres de entre la tierra que sepultó a 130 personas el domingo en Bello (noroeste de Colombia), tras un deslizamiento causado por las peores lluvias caídas en el país en décadas y que han afectado a 1,6 millones de personas.
Oscar Pérez, alcalde de Bello, indicó que «fue por la saturación de agua, según han indicado los geólogos». La recuperación de los primeros cadáveres se produjo tras una ardua búsqueda que se inició después de que se produjera la avalancha de lodo, tierra, árboles y piedras, hacia las dos de la tarde del domingo –18:00 hora ibérica–.
«Se trabaja manualmente. Estamos aún en las primeras 48 horas, el periodo en el cual todos los esfuerzos se encaminan a salvar vidas», añadió.
Por su parte John Fredy Rendón, director del Departamento de Prevención, dijo estar muy escéptico de que se sigan encontrando supervivientes, precisamente porque el lodo cubrió los sitios de vacío donde podría haber oxígeno. La remoción podría tardar hasta dos semanas por la caída de 50 mil metros cúbicos de tierra.
Pero más allá de los dígitos, que suben y bajan, están las historias. La de Nancy Madrigal es una de éstas. Ella espera que en cualquier momento aparezca, en brazos de alguno de los socorristas, Kevin, su hijo de diez años que quedó atrapado al desplomarse su casa. «Llegó de un partido y me dijo que su equipo había ganado y que él había marcado cinco goles. Estaba feliz porque le dijeron que se lo querían llevar a jugar a otra categoría», dijo la mujer.
Familia desaparecida
Y Nancy no sólo sueña con ver a su hijo con vida. Junto a él, estaba otro familiar, a quien uno de sus vecinos recuerda haber visto minutos antes de la avalancha recogiendo el dinero para comprar los adornos con los que celebrarían la Navidad. A pocas calles de donde vive Nancy se encuentra José Cárdenas, un hombre que reside desde hace 30 años en este distrito y quien aunque logró salvarse del movimiento de tierras busca a su hija mayor y a sus nietos.
«Aprovechando el día de sol estaba haciendo unas zanjas, cuando, pasadas las dos de la tarde, escuché un zumbido fuerte que bajaba de la alta peña por donde pasa la vía a Bogotá. Entonces corrí para la casa y saqué a una de mis hijas, luego todo se nubló, no se veía nada por el polvo y se escucharon explosiones y gritos. No entiendo cómo estoy aquí parado», relató.
Mientras, el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, quien asiste hoy en Nueva York a la Asamblea Anual de los Estados parte de la Corte Penal Internacional (CPI), prevé buscar allí más ayudas para las emergencias que están causando las lluvias en todo el país.
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