España crecerá más que Alemania y Francia hasta 2060

París- En un escenario «mediocre», tal como ayer definió la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) las perspectivas para los próximos cincuenta años, España crecerá de media un 1,7% anual entre 2011 y 2060. El incremento es superior al que experimentarán, paradójicamente, los grandes países de su entorno como Alemania (1,1%), el único que hoy tira del carro en la eurozona, o Francia (1,6%), pero estará por debajo de la media de la economía global, que crecerá en ese mismo periodo un 2,9%, y de la OCDE (2%), el club de las naciones ricas al que pertenece.

Por años, el informe presentado ayer prevé que España crezca de media cada año entre 2011 y 2030 un 2%, y sólo un 1,4% entre 2030 y 2060. Los países emergentes, encabezados por China e India, serán el motor del crecimiento económico mundial en el próximo medio siglo, certificando así la pérdida del liderazgo de Estados Unidos como primera potencia económica y un retroceso del peso de la zona euro y Japón en la producción global.

Así, según la OCDE, la economía china, cuyo PIB fue en 2011 un 17% del total mundial, equivalente a toda la eurozona pero todavía es inferior al 23 % de Estados Unidos pasará a suponer el 28% en 2030 y también en 2060 mientras que esos otros dos bloques habrán quedado reducidos en esa fecha al 9% y el 16% del PIB global. Por su parte, India, con vocación a crecer a un ritmo más rápido en el futuro que el gigante chino, que ralentizará su progresión, continuará un ascenso meteórico. Juntos, los dos colosos asiáticos habrán dejado atrás en 25 años al conjunto del G7 y en 2060 a los 34 países desarrollados que forman la OCDE.

Una de las grandes consecuencias de esta modificación del mapa económico mundial es un acercamiento del nivel de vida del mundo en desarrollo con el de los países de la OCDE.

Hoja de ruta
Pese al gran nivel de incertidumbre que entraña una previsión tan a largo plazo, el secretario general de la organización, Ángel Gurría, que reconoció que todavía «no se ha salido del túnel» de la crisis, «ni se sabe cuándo», justificó el estudio porque para poner en marcha las reformas estructurales preconizadas por la OCDE y cambiar ese sombrío escenario, hace falta «una clara hoja de ruta a largo plazo». Aludió a algunos grandes desafíos como el equilibrio de las cuentas públicas, la adaptación de la sanidad y de la Seguridad Social al envejecimiento o los de carácter medioambiental –«el costo de la inacción será más alto que el de actuar»– e insistió en que todo eso «depende de lo que se haga hoy».