España

Decálogo para 2011

El paro no es una cifra estadística, está lleno de miles y miles de tragedias personales y familiares, y está abocando a España a otra emigración 

La Razón
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Hace aproximadamente un año escribía en esta misma tribuna lo que denominaba un decálogo para el año 2010 basado en los siguientes objetivos y valores, que me permito repetir: 1) hacer de la austeridad el método de la gestión política, apostando por la honradez. 2) Veracidad, virtud que nos conduce siempre a manifestar lo que creemos o pensamos. 3) Lealtad: ser fieles y rigurosos en el cumplimiento de los compromisos y obligaciones. 4) Tolerancia: respeto y consideración de las opiniones ajenas, esto no significa aprobar el error ajeno, sino la capacidad de convivir con lo diferente. 5) Espíritu de Trabajo: realizar con entusiasmo y eficacia los labores que se emprenden. 6) Perseverancia: firmeza en la prosecución de lo comenzado. 7) Patriotismo: servir a la Nación y a sus intereses. 8) Abnegación: dejar de lado nuestros propios afectos o intereses en servicio de la comunidad. 9) Asegurar la participación ciudadana en las tomas de decisión políticas en el Estado; y 10) Explicar las decisiones políticas a los ciudadanos para darles legitimidad. El año 2010 se presentaba difícil y así ha sido, pero parece que 2011 no va a ser mucho mejor, y ello exige redoblar esfuerzos en trabajar para superar la adversidad y los problemas de nuestra economía y también de nuestras instituciones.

Ello requiere un esfuerzo colectivo, que en una democracia sólo se consigue desde un pacto de estado o desde una reacción cívica frente al derrotismo y la imposibilidad. Pero esto requiere capacidad de generar dialogo y búsqueda de soluciones en la que todos tengan algo que hacer. Se requieren personas que superen el natural apego al poder, por el empeño en resolver y buscar soluciones. Se suele decir que gobernar es saber anticiparse a los problemas, y nunca negarlos o enmascáralos o, lo que es más grave, crearlos. Esto requiere afanarse en la determinación de la solución y la resolución y para ello se debe concentrar esfuerzos, lo cual debería disuadir de la apertura de debates inútiles que solo buscan la confrontación y la división. Los politólogos definen gobernar como la función de mandar, regir con autoridad y conducir la embarcación del Estado con el timón del poder. Para ello hay que administrar moral y materialmente los bienes públicos, eso sí, cumpliendo y haciendo cumplir la Constitución y las leyes, sin excepción.

Momentos como los actuales en los que esta función se hace difícil, se debe seguir navegando aún con el viento en contra, mas esta función, la de gobernar, se hace más fácil con grandes dosis de fibra moral y preparación intelectual. A nadie le cabe duda de que uno de los principales problemas por los que atraviesa nuestra economía es el desempleo, que no es más que un síntoma de un sistema económico que no encuentra la forma de crear empleo, aunque a veces duele observar como en medios de comunicación se banaliza el tema, incluso se utiliza en tono jocoso; no cabe duda que no podemos caer en un estado de depresión, peor tampoco en un estado de indolencia.

El paro no es una cifra estadística, está lleno de miles y miles de tragedias personales y familiares, y está abocando a España a otra emigración, que esperemos que no sea del alcance cuantitativo de los años 50 y 60; pero no es menos cierto que el empleo ni lo crean, ni lo destruyen los gobernantes, el empleo lo crea el empresario, pero todos debemos y podemos ayudar en esa importante misión. Ante ello, es necesario ese esfuerzo colectivo sin precedentes, y para ello son imprescindibles personajes que crean de verdad en las tareas comunes, dispuestos a darlo todo, incluso su futuro, por salvar a su Nación de unas de las mayores crisis que ha sufrido, y esto, sólo se hace pesado en «todos» y no sólo en los «míos», uniendo y no dividiendo, desde el respecto y no desde el sectarismo. Para exigir sacrifico, primer hay que asumir que se debe hacer algo, y comenzar por uno mismo.

Los problemas de España, están muy definidos, entramado político-administrativo territorial esquizofrénico, lánguido tejido industrial, suicida dependencia energética, rígido y asimétrico mercado laboral, educación sin autoridad, responsabilidad ni esfuerzo, idolatría al subsidio, etc. Todos tienen solución si se está dispuesto a adoptar decisiones serias, trascendentes y hasta cierto punto arriesgadas. En esta tarea no sobra nadie y hace fala mucha gente, pero para animar a la sociedad civil a trabajar en esta línea, resulta esencial creer en la propia sociedad, una sociedad mayor de edad que evoluciona por sí misma, se trata de gobernar teniendo en cuenta la propia idiosincrasia de nuestra sociedad, y no tratándola de moldear so pretexto de una determinada ideología. No se trata de renunciar a los postulados ideológicos, pero si limitarlos y ponerlos al servicio de la empresa y no al revés. Está casi todo inventado, incluso las soluciones, lo que hace falta es adoptarlas en tiempo y forma.