La incómoda colonia

Es pública mi gran simpatía por el pueblo británico. Tengo una profunda admiración por su cultura y su historia, pero a pesar de ello hay que insistir en que Gibraltar es una colonia que nos fue arrebatada en la Guerra de Sucesión. En aquella lucha dinástica, de la que fuimos sufridos actores secundarios, nuestra Patria se vio mutilada con la pérdida del Peñón y la isla de Menorca, que afortunadamente recuperamos. Le devolvimos el «favor» con un apoyo a las colonias rebeldes que fue muy importante para que Estados Unidos fuera independiente. Desde que dejamos de ser una gran potencia, hemos de estar agradecidos al Reino Unido porque nos ayudó a combatir a Francia en la Guerra de Independencia, acogió a los liberales exiliados, inspiró a Cánovas y tantas otras cosas que superan el espacio de esta columna. Las relaciones deberían ser siempre excelente, pero la incómoda colonia es un problema que parece irresoluble, pero ningún Gobierno debería renunciar, como hace éste, a recuperar ese trozo de la Patria.