España

Cómo enterrar el divismo de Duato

La compañía se abrirá a autores españoles y los bailarines tendrán más relevancia

La Compañía Nacional de Danza presentó ayer a los medios su nueva temporada, la primera del nuevo director, procedente del Ballet de la Ópera de París
La Compañía Nacional de Danza presentó ayer a los medios su nueva temporada, la primera del nuevo director, procedente del Ballet de la Ópera de Paríslarazon

Madrid- Acaba de iniciarse el «pas de deux» (paso a dos) de José Carlos Martínez con la Compañía Nacional de Danza (CND). Y como cuando las grandes bailarinas pierden al que ha sido su «partenaire» durante años –en este caso veinte– se hacen necesarios los ajustes. Martínez no parece tener miedo a la sombra de Duato, a pesar de que sigue siendo alargada, y prepara para ahuyentarla un remedio compuesto de humildad y paciencia. Ayer se confesó con los medios de comunicación y presentó su primera temporada, una contrarreloj por lograr forjar un repertorio tras la decisión del ex director de no permitir que el conjunto volviera a bailar sus coreografías después del ruidoso divorcio con el Ministerio de Cultura.

Noche Kylián
Ante la ausencia de las piezas que bailaron en los últimos años, el nuevo director ha optado por una doble vía. La primera es recuperar grandes títulos que la compañía había puesto en escena hace años, como «Artifact II», de Forsythe, que llevaba en el almacén un decenio y formará parte de su primer programa (del 18 al 22 de enero en La Zarzuela). «Es una pieza que se baila con zapatillas de puntas, una de las más tradicionales de Forsythe», asegura el gestor. En junio también habrá una Noche Kylián que incluirá dos clásicos del coreógrafo, «Petite Mort» y «Sinfonía de los salmos» y un título aún inédito en la CND, «Stepless». También para este debut se cuenta con la versión de «El espectro de la rosa», de Angelin Prejlocaj; «Walking Mad», con música de «El bolero» de Ravel, de Johan Inger, sucesor de Matts Ek en el Cullberg Ballet; y «Extremely Close», de Alejandro Cerrudo, un coreógrafo español que trabaja en Chicago y aún no había estrenado en España. Para Martínez, estos programas representan «una mezcla de lo que somos y lo que podremos llegar a ser en un futuro». Es decir, una transición tranquila hacia una compañía versátil.

Puede constatarse que dejará de ser, por tanto, un conjunto de autor como lo era con Duato, pues el nuevo director piensa contar con coreógrafos reconocidos y nuevas estrellas españolas, sobre todo como repertorio para las giras internacionales. ¿Y qué hay del clásico? Eso que muchos espectadores esperan ansiosos no llegará del todo, pero tampoco se olvida como objetivo: «No podremos bailar "El lago de los cisnes", aunque no renuncio a Balanchine», lo zanja Martínez, hasta ahora estrella del Ballet de la Ópera de París, donde bailó. No existirán esos títulos míticos del repertorio porque la compañía tiene una plantilla demasiado corta, 42 bailarines, que tal y como está la situación económica, no aumentará; pero entre las nuevas clases y las incorporaciones, Martínez confía en contar con un cuerpo de baile que pueda afrontar desde el neoclásico a las creaciones actuales. Espera poder invitar a solistas y estrellas españolas de compañías internacionales, pero para eso debe confeccionar antes una programación a largo plazo que les permita buscar fechas libres. Entre aquellos que decidan quedarse habrá primeros bailarines, solistas y cuerpo de baile, una distinción que existe en las nóminas, pero no hasta ahora en los carteles, donde sólo aparecía el nombre de Duato y los coreógrafos invitados.

El estilo Martínez
Nuevo director
- No bailará.
- Programará sus piezas, «pero no es una prioridad».
- Repertorio: diversidad de estilos, de hoy al neoclásico. En giras internacionales, nuevos coreógrafos nacionales.
- Quiere que los bailarines sean conocidos.

El estilo Duato
1990-2010
- Bailó hasta el final de su carrera.
- Repertorio: desechó el clásico y el neoclásico y apostó por la escuela holandesa.
- En los últimos años, fue una compañía de autor.
- Evitó que los solistas tuvieran un nombre.