Ayuntamientos

Brigadas «anti-lateros»

Las fiestas de la Paloma, tradicionales en la ciudad de Madrid, suponen una oportunidad para los bares de la zona de hacer negocio. Sin embargo, no son los únicos. Los popularmente conocidos como «lateros» aprovechan para sacar el mayor lucro posible de la venta ambulante que realizan, no sólo durante estas fechas, sino a lo largo de todo el año, perjudicando a los bares y comercios.

Los bajos precios de las bebidas de los vendedores ambulantes han «roto» el mercado en la zona de La Latina, según denuncian los dueños de los bares
Los bajos precios de las bebidas de los vendedores ambulantes han «roto» el mercado en la zona de La Latina, según denuncian los dueños de los bareslarazon

El buen tiempo y la masiva afluencia de gente, debido a la inmediata visita del Papa, ha generado el malestar entre los comerciantes, quienes afirman enfrentarse a una «competencia desleal». Frente a los 6 euros que por media cuesta un «mini» de cerveza en las terrazas instaladas en las calles, los «lateros», en su mayoría de origen asiático, ofrecen al público latas de cerveza y refrescos por tan sólo un euro. De esta manera, decenas de lateros se camuflan entre los cientos de personas que allí se congregan cerca de las barras y equipos de música. Los dueños de los bares, cansados de esta situación, han tomado la decisión de contratar a personal que se dedique de manera exclusiva a retirar de la zona a estos vendedores. Sin embargo, algunas personas que acuden a las fiestas apoyan a estos vendedores ambulantes, ya que los consideran una opción barata para adquirir alcohol en la calle y en cualquier momento. Por el contrario, existe un sector que apoya la iniciativa llevada a cabo por los bares, ya que la abundante presencia de «lateros» les llega a molestar y los consideran auténticas «mafias» que se aprovechan de un negocio ilegal, según Europa Press. Esta proliferación la sufren también a diario los vecinos del distrito, en especial la Cava Baja y la calle Lucientes, que se ha convertido en un «baño público». Juan Moñino, presidente de la Asociación Cavas y Costanillas, explicó que «los lateros siguen horas después de que cierren los bares y por lo tanto los jóvenes se quedan bebiendo en la calle». Además de hacerle la competencia desleal a «los bares de toda la vida, hemos asistido a un deterioro visible de nuestro barrio, más suciedad y delincuencia». Por ello, los hosteleros tradicionales han creado la asociación La Muralla para mediar entre los vecinos y los bares o lateros que les molesten.