Medidas económicas
Nuestro modelo social hoy y mañana por Laszlo Andor Comisario europeo de Empleo
Desde la Segunda Guerra Mundial, el modelo social europeo ha permitido a las sucesivas generaciones crecer con la seguridad de tener una vida mejor que la de sus padres. En el contexto económico actual, esta perspectiva ya no es evidente, y algunos creen incluso que nuestro modelo social está agotado. Considero que se trata de una afirmación poco responsable. Este discurso sobre el declive de nuestro modelo social no es nuevo. Ya se ha había escuchado en el contexto de la globalización y de la evolución demográfica. Ninguna de estas tres coyunturas debería hacernos dudar de nuestro compromiso con la igualdad y la justicia social ni de nuestra capacidad para combinar la apertura y el dinamismo económicos con la justicia social. En la actualidad, debemos centrar nuestros esfuerzos en modernizar el modelo para que siga funcionando en el nuevo entorno globalizado. Quizás el ejemplo más importante de esta modernización es la reforma de los sistemas de pensiones. La creación de la seguridad social y la prevención de la pobreza en la tercera edad constituyen dos conquistas de la Europa de la posguerra. Sin embargo, sin realizar reformas no podemos garantizar que los sistemas de pensiones sigan siendo adecuados, sostenibles y seguros a largo plazo. Por este motivo, la Comisión Europea ha publicado recientemente un Libro Blanco sobre las pensiones, que orienta a los estados miembros a la hora de introducir reformas y propone iniciativas legislativas a escala de la UE.
En esta difícil coyuntura económica, en que los gobiernos nacionales han de realizar recortes presupuestarios, debemos velar por que los grupos sociales más vulnerables estén mejor protegidos, y las organizaciones de la sociedad civil pueden desempeñar una importante función al respecto. También es preciso velar por que la austeridad no socave las medidas destinadas a estimular el crecimiento y por que las regiones más débiles reciban apoyo para seguir por la misma vía.Todos estos problemas, principios y objetivos nos motivan a reforzar la coordinación de las políticas sociales y de empleo a escala de la UE. Si no estabilizamos la periferia europea desde un punto de vista económico y social, su crisis permanente también debilitará la prosperidad y las conquistas sociales de los países del centro neurálgico europeo. Los ministros ya han reconocido que es urgente adoptar una nueva perspectiva de la Europa social. Los dirigentes de la UE, en su reunión del pasado marzo, también defendieron la necesidad de actuar decididamente a favor del empleo y de reforzar la dimensión social. Considero que existe la percepción de que una política de disciplina fiscal aislada puede resultar contraproducente. Debemos realizar un esfuerzo similar a escala europea en materia de solidaridad, cohesión e inversión. Es preciso coordinar mejor nuestras medidas de estabilización a corto plazo con la Estrategia Europa 2020, el marco de desarrollo económico y social a largo plazo de la UE. Y todo ello será en vano si el nuevo presupuesto a largo plazo de la UE (el Marco Financiero Plurianual) no tiene también una fuerte dimensión social, con un Fondo Social Europeo sólido. No creo necesario aclarar por qué presenté, el 18 de abril, un paquete de medidas de empleo destinadas a identificar oportunidades en la UE que permitan crear puestos de trabajo (por ejemplo, en el sector de los empleos «ecológicos» y «blancos» o en el de las TIC) y determinar cómo pueden utilizarse los fondos de la UE para ayudar a los estados miembros a invertir a largo plazo en capital humano. El paquete pretende sentar las bases de un auténtico mercado europeo de trabajo en el que los trabajadores puedan desplazarse con confianza de un empleo a otro en toda la UE y progresar en su carrera.
El nuevo paquete reconoce también la función crucial de los interlocutores sociales en las políticas de empleo y su participación creciente en la gobernanza y la toma de decisiones de la UE. Es preciso consultar a las organizaciones de empresarios y de trabajadores en lo tocante a los planes de recuperación a largo plazo y las reformas del mercado laboral. Desde hace unos meses, los interlocutores sociales de la UE están negociando uno de los instrumentos más importantes de la legislación laboral (la Directiva de ordenación del tiempo de trabajo), y la Comisión respetará sus conclusiones. En la Fiesta del Trabajo, debo subrayar que necesitamos salir de esta crisis intensificando el diálogo social. Es esencial invertir en un diálogo social fluido entre empresarios, trabajadores y gobiernos, así como insistir en la importancia de este diálogo, en especial para los denominados «nuevos estados miembros», que han experimentado recientemente una evolución institucional en sentido contrario.
El principio esencial del modelo social europeo es que no podemos permitir que las políticas y actividades económicas se desconecten de los valores y derechos sociales. También creemos que una sociedad civilizada siempre responde a una crisis con mayor solidaridad. Por tanto, lo más importante para garantizar el futuro del modelo social europeo es redefinir la noción de solidaridad a escala de la UE y reforzar nuestra alianza con los interlocutores sociales y las organizaciones de la sociedad civil.
Laszlo Andor
Comisario europeo de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión