Investigación científica

Farmacogenómica por José Antonio VERA

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Se cumplen diez años del descubrimiento del genoma y es buen momento para referirnos a la genética y la genómica desde el punto de vista de la salud. Ya lo hicimos con anterioridad para evaluar los denominados test genéticos, muy en boga en los últimos tiempos aunque sin acuerdo aceptado sobre su eficacia. La información que aportan los genes es útil para la prevención, pero depende mucho de los factores ambientales. Alguien puede tener predisposición por herencia familiar a determinada dolencia, si bien importa mucho la vida que lleve para que su problema se desarrolle o no. Desde ese punto de vista los test resultan útiles, aunque no son la Biblia. Sus resultados no deben ser interpretados como maldiciones que caen sobre uno sin posibilidad de zafarse de ellas. Conociendo riesgos y tendencias se puede diseñar un estilo de vida específico para soslayar problemas, aunque con frecuencia cabe incurrir en comportamientos obsesivos y, en el caso de los hipocondríacos, en situaciones de quebranto capaces de condicionar la vida diaria.


Los test están bien, aunque hay muchas empresas dedicadas sencillamente al «business» rápido y facilón, dispuestas a abrir vías de negocio a través de internet que en no pocas ocasiones generan frustraciones, cuando no fraudes sonoros. Ya se han producido algunos casos y habría que estar alerta ante lo sucedido. Hay que vigilar bien con quien se contrata un trabajo de este tipo porque no todas las compañías ofrecen garantías y en ocasiones se puede llegar a conclusiones erróneas, algo sin duda muy poco aconsejable. Mucho más interesante parece la línea de investigación centrada en la farmacología, con el diseño de medicamentos genéticos personalizados, elaborados casi a la carta, capaces de actuar en bajas concentraciones, directos hacia el lugar de la enfermedad, con mayor duración del poder curativo, mucha selectividad e incluso escasos efectos secundarios, como se puso de manifiesto en el Desayuno A Tu Salud celebrado esta semana en Zeltia. ¿El fármaco perfecto? Podría ser, pese a que sería raro tanta eficacia y exactitud. Algún problema presentarán seguro los nuevos medicamentos genómicos que ya están siendo ensayados por las grandes compañías de I+D y en algún caso experimentados más allá incluso de los laboratorios.


Suena un poco a película de ciencia ficción, pero la realidad es que estamos a punto de verlos muy pronto en el mercado. Medicinas elaboradas para grupos de enfermos o para personas concretas, particularmente pensadas para vencer enfermedades derivadas del cáncer, o centradas en el difícil combate contra agentes patógenos como las bacterias o los virus. Una auténtica agitación del mundo farmacológico que puede situarnos en un escenario nuevo. Medicinas menos concentradas, con dosis más bajas de sustancias químicas, que atacarían directamente a un tumor sin afectar al entorno sano o penetrar en las células para evitar que se puedan replicar en ellas virus tan peligrosos como el de la hepatitis, el herpes o el sida. Esperemos que los avances que hoy se vislumbran puedan concretarse en resultados visibles, sin generar frustraciones.