Luxemburgo

Por qué a los etarras sí y a otros no por Carmen Gurruchaga

La Razón
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El ministro del Interior cometió el error de no calcular bien los tiempos y se encontró con la publicación de la noticia sobre el plan integral de la reinserción de presos terroristas estando él en Luxemburgo. Seguro que, comprobado el error, la próxima vez elige otro formato periodístico para dar a conocer la buena o mala nueva a la opinión pública y quizá también considere que, por su parte, hubiera sido más certero comunicar el plan primero a las víctimas y, más tarde, a la opinión pública. El escándalo originado fue de tal calibre que ayer el propio Fernández Díaz se vio obligado a recibir de uno en uno a los distintos colectivos de víctimas para explicarles en qué consiste el dichoso plan. Porque si bien es cierto que una vez dadas todas las explicaciones pertinentes no parece que se aleje de lo que permite la legislación vigente, sí cabe preguntarse ¿qué necesidad hay de dar a los etarras un trato especial por el hecho de que anuncien que se arrepienten de haber matado si no existe un cambio en la política antiterrorista? Tranquiliza saber que el Gobierno no está negociando con la banda, pero debería ser receptivo al sentir de las víctimas del terrorismo, muchas de las cuales ni siquiera saben quién las dejó huérfanas o viudas, pues hay 300 asesinatos sin esclarecer, así como otros muchos actos terroristas en los que no falleció nadie, aunque a esas víctimas también les destrozaron las vidas. Personalmente, me parece bien que abandonen la violencia, que hagan cursos de reinserción, que pidan perdón, que lloren…, pero me parecería mejor que cumplieran la pena que les corresponde, de acuerdo con el código penal con el que fueron condenados y, sobre todo, que colaboraran con la Policía para que ésta pueda resolver los casos pendientes.