Crítica de libros
El silencio de las ranas
Echa una rana en agua hirviendo y saldrá volando. Ponla en agua tibia, a fuego lento, y tendrás rana cocida sin enterarse de lo que le ha pasado. Pocos se han apercibido que los controladores han sido usados por «ZP&company» (maestros de «cocción raneril») como «distractors», cortinas de humo, para aparecer como salvadores de una «crisis» que ellos fomentaron. Debemos indignarnos, ejercer nuestros derechos y responsabilidades, cesarles. Cuando una empresa va mal, antes de que sea demasiado tarde, se despide al equipo directivo, y se contrata otro que solucione el desastre. Ellos, hábiles manipulatis desgobiernan, arman lío, cuecen ranas con propaganda política. Pregunta: «¿Cómo no consideraron, dado el conflicto latente, que los controladores no tragarían?» Respuesta: «Fue al revés» ¡Y un pepiño! A veces, las cosas no son lo que parecen. Usan «anzuelos» para lanzar metamensajes (lo que quieren decir cuando dicen) torquematianos: españoles, si osamos protestar, nos cocerán aún más. O sea, que se prepare quien ose plantarle cara al Gobierno. Las ranas cocidas están calladas. ¡Basta de morder anzuelos! Indígnate, analiza, pregunta, critica, cuestiona la realidad que nos quieren hacer ver, rebélate, protesta, no sigas sus consignas. Atrévete. No creas lo que te cuentan. Exige responsabilidades. ¡Descuécete! Si mezclas «sin derecho a indignarse» con «miedo a discrepar» tendrás «autoestima cocida» («síndrome de mujer maltratada»). Él jamás cambia ni enmienda su conducta, sólo usa tácticas para engañarte, salirse con la suya y, finalmente, cocerte un poco más. Decretemos el estado de descuece, ¡sal de la cazuela!
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