Elecciones generales
Vergüenza torera
Al presidente del Gobierno no lo quieren ni sus correligionarios. Se lo demuestran a cada rato porque la jeta de Zapatero no vende, así cancelan actos electorales, no imprimen las siglas del partido en carteles publicitarios, rechazan su presencia como respaldo a los candidatos de las elecciones de mayo, y, pues, en fin, que a todos se les hace bastante interminable la espera de que se vaya, a la manera de Blair, o que convoque elecciones anticipadas y anuncie que no se va a presentar. ¿O es que quiere ser de nuevo candidato? En un país de tradición taurina, como el nuestro, falta vergüenza torera. Claro que los que hoy ocupan las poltronas de forma tan ineficaz son los que se quieren cargar la afición a la Fiesta, de forma que ese pundonor que, por raza, tenemos quienes hemos nacido en la piel de toro, y perdonen tanta redundancia, es para ellos algo desconocido.
Que aprendan
Y mientras tanto, los de la «zeja», ausentes, homenajeando, eso sí a un Garzón que reclama solidaridad con su desprestigiada persona. Él, que tan positivo fue en un momento determinado en la dura labor del abatimiento de ETA, ahora está pidiendo respaldo a los «intelectuales» de la «troupe» Bardem, en vez de retirarse discretamente, que sería lo más adecuado. Pero nada, lo del perfil bajo no lo entienden quienes insisten en aferrarse al cargo y a los oropeles circunstanciales. Que aprendan de los alemanes que se van con la cabeza bien alta, porque asumen las patas que han metido. O que aprendan de Esperanza Aguirre, de quien hoy disfrutaremos del privilegio de su presencia en La Razón, que propone la bajada del IVA de todo el transporte público. Eso es eficacia. Los demás, a sus casas. Y que vengan otros más solventes.
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