Valencia

«España no puede soportar la sangría de las televisiones autonómicas»

El presidente de Telecinco y de Uteca (Unión de Televisiones Comerciales Asociadas), Alejandro Echevarria Busquet, ha advertido de que España «no puede soportar la sangría» que significan las 13 televisiones públicas autonómicas existentes en el país.

«España no puede soportar la sangría de las televisiones autonómicas»
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La situación, sobre la que informó LA RAZÓN el pasado domingo, se refleja en las palabras de Echevarría cuando afirma que este año 2010 «van a costar casi 1.900 millones de euros» y se han endeudado en 1.500 millones «por los déficits de explotación del pasado». El presidente de UTECA ha participado en un almuerzo-coloquio organizado por elClub Financiero de Bilbao, en el que aseguró, en declaraciones recogidas por Ep, que «un país como España, con los problemas que tiene desde todos los puntos de vista presupuestarios, no puede soportar esta sangría que significan las televisiones públicas autonómicas».

«Las televisiones públicas más caras son las que hay en Euskadi y cuestan 253 euros a cada hogar vasco (140 euros, ETB)». La segunda televisión pública más cara es la de Cataluña (209 euros por hogar), seguida de Valencia (202 euros), Murcia (192 euros) y Andalucía (173 euros). Y añadió que las 13 autonómicas en España dan empleo a 10.000 personas, «que hacen lo mismo que pueden hacer Telecinco o Antena 3 con 1.000 personas de plantilla».

Según ha explicado, los miembros de UTECA, que agrupa a los intereses de Antena 3, Telecinco, Cuatro, La Sexta, Veo Televisión y Net Televisión, es decir, todas las televisiones privadas nacionales, creen que «los peores momentos para nuestro sector se han superado», ya que «por primera vez desde hace tres años las principales compañías presentan mejores resultados en el primer semestre del año». Asimismo inistió en que «en ningún país se soporta el peso del sector público de televisión que es tan agobiante en España y con una competencia tan desleal hacia la televisión privada. Esto es insoportable y, además, ni es moderno ni responde a la situación de la necesidad actual de corregir deficiencias en el sector público».