Ecuador
Enfrentamientos entre policías y simpatizantes de Correa
Los policías sublevados hoy en Ecuador mantienen enfrentamientos con los simpatizantes del presidente del país, Rafael Correa, retenido en el Hospital de la Policía de Quito.
El cerco de los sublevados se extiende a unas tres cuadras a la redonda del complejo policial, donde funciona el hospital de la institución, el "Regimiento Quito"y el Grupo de Operaciones Especiales (GOE).
Después de los piquetes de policías, que protestan contra eventuales recortes a sus beneficios, se extienden estelas de gente que ha llegado al lugar para respaldar a Correa y para "rescatarlo"del "secuestro", al que dicen, está sometido el jefe del Estado.
Entre ambos bandos hay una separación de algo más de diez metros, que es el alcance de las pedradas que los dos grupos se lanzan a oleadas y que no cesan.
Los policías, sin embargo, junto con las piedras usaron abundante gas lacrimógeno contra los adeptos del Gobierno, tanto de forma manual como con escopetas.
Efe constató como uno de esos "bombazos"llegó en el rostro de un manifestante que se desplomó al suelo, aunque se levantó a poco y siguió en el enfrentamiento, mientras corría un chorro de sangre por su quijada, que calmó con un pañuelo.
Pocos han sido los momentos de calma, aprovechados por los bandos para abastecerse de piedras y objetos que puedan ser usados en la protesta.
Uno de los participantes incluso dijo que la situación le parecía surrealista, ya que era difícil precisar "quién vigila a quién, pues son los policías que están en protesta, mientras que los ciudadanos quieren defender el orden".
Algunos manifestantes, emulando a los policías, tomaron vallas publicitarias para hacer sus propios escudos con los que se protegían de las pedradas de los policías.
En una de las esquinas de la protesta, varios agentes incluso impedían el trabajo de la prensa e impedían que los periodistas logren ingresar al hospital donde está Correa.
A momentos, el panorama se vuelve desolador por la bruma de gas que invade la zona del barrio La Granja, donde se encuentra el complejo policial, al cual es imposible llegar en automóvil, por la serie de barricadas y la cantidad de gente que ha llegado al lugar.
Para apoyar a los manifestantes, varios camiones del Ministerio de Obras Públicas, del Municipio de Quito y del Consejo Provincial de Pichincha llegaron al sitio, pero les fue imposible avanzar por el gas lacrimógeno.
Los policías, además de repeler el avance de los simpatizantes de Correa, también hacen altos para escuchar por sus radios los mensajes que los superiores les envían desde el interior del Regimiento Quito.
En el bando de los policías también se pudo observar a personas vestidas sin uniforme que apoyaban a los agentes en el lanzamiento de piedras contra los otros. Algunos decían que eran "policías encubiertos"o "familiares".
Muchos de los seguidores de Correa culparon de la situación al ex presidente Lucio Gutiérrez, una de las cabezas más visibles de la oposición.
También muchos exigían que se hicieran presentes los militares, cuyos comandantes ratificaron su lealtad al presidente Correa, mientras sobrevolaban en círculo dos helicópteros del Ejército.
En un costado de la concentración oficialista, la asambleísta María Augusta Calle, megáfono en mano, pidió a los policías que abandonaran la protesta y recordó que la ley a la que se oponen los agentes aún no está aprobada en la Asamblea Nacional.
"Les están manipulando y cuando acabe este intento de golpe de Estado, los que lo organizaron se irán del país y ustedes (los policías) son los que lo van a pagar", afirmó Calle.
A momentos, los policías arreciaban con el enfrentamiento para ganar espacio y lograron despejar varias calles, aunque muy poco, pues los simpatizantes de Correa tampoco retrocedieron los suficiente.
"De aquí no nos vamos, sólo cuando nuestro presidente salga del hospital y vaya al Palacio de Gobierno a seguir gobernando en favor de todos, incluidos los policías pobres que son manipulados"por opositores, dijo un ciudadano que llevaba una bandera de Alianza País, el partido oficialista.
La situación no varía, mientras las autoridades intentan llegar a acuerdos con los manifestantes (los policías), par superar la crisis.
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