Jubilación
El lastre autonómico por Carmen Gurruchaga
España vive uno de lo momentos más difíciles de su historia, motivo por el que la mayor parte de los ciudadanos vamos a sufrir recortes que van moderar el Estado de Bienestar del que veníamos disfrutando. Pero como dice el refrán, a grandes males, grandes remedios, por lo que el Gobierno, acuciado por las «recomendaciones» de la UE, ha obligado a los españoles a aceptar unos ajustes que influirán notablemente en nuestros hábitos. Es necesario ahorrar 65.000 millones de euros para seguir perteneciendo al selecto club europeo. En caso contrario, seremos un país intervenido y bajaremos de nivel cuando se instaure la Europa de dos velocidades. Probablemente, el gobierno actual no tiene más de un 15% de responsabilidad en la dura situación que atravesamos, pero desafortunadamente para él, le toca gestionar la herencia recibida, culpable del 80% de nuestros males. Está bien que Sáenz de Santamaría trate de hacer pedagogía para que la ciudadanía entienda que el país vive uno de los momentos más dramáticos y difíciles. Hasta aquí todo entendible pero cuando llegamos al eslabón de las CC.AA, no es de recibo que cuatro de ellas, no gobernadas por el PP, se opongan al ajuste fiscal exigido y que se abstengan dos del mismo partido que dirige el país. Los españoles no van a entender que sólo hayan desaparecido dos de las 600 empresas públicas autonómicas que habían anunciado su disolución y que esta insumisión no tenga consecuencias, pese a que la desconfianza europea surja del despilfarro autonómico. Se sabe que el camino legal para intervenirlas es largo y que lo que le falta al Gobierno es tiempo, pero seguro que existen mecanismos menos ortodoxos aunque más expeditivos para poner a cada uno en su sitio.
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