Patricia Ramírez Loeffler: «‘‘Vamos a por ellos con un par'' no basta»

–Trabaja con deportistas de élite. ¿Cómo definiría ese mundo?
–Diría que es exigente, exclusivo y privilegiado. Sólo muy pocos pueden acceder a él.

–Es, además, la psicóloga del Betis. ¿Es del Betis «manque pierda»?
–Claro. Ser del Betis es algo pasional. No hay pensamiento racional que lo explique.

–Guardiola les pone a sus jugadores ópera antes de saltar al campo...
–Me parece genial. Yo les doy charlas sobre las variables psicológicas relacionadas con el partido. El «vamos a por ellos con un par» no basta.

–¿Y entienden todo lo que les dice?
–Sí, participan de una forma increíble. Empleo un lenguaje sencillo, claro.

–¿Mourinho es un buen psicólogo o necesita un psicólogo?
–Algo bueno debe de tener para que sus jugadores estén a muerte con él.

–Se dice que a los jugadores les pierde el dinero, la fama, las noches...
–No estoy de acuerdo. A la gran mayoría no les vuelve locos el dinero ni la fama; el jugador es, generalmente, comprometido y profesional.

–¿La obsesión por ganar les puede llevar a...?
–A trabajar con gran intensidad. Eso de «lo importante es participar»no vale en el deporte profesional. Si no ganas, no eres nada. Por eso yo les hablo mucho de épica, de la batalla...

–Ya: el fútbol es la guerra por otros medios...
–Pero sin muertos, sin odio, sin rendición. Y breve.

–Dijo Cristiano Ronaldo que le odian porque es rico, guapo y famoso.
–No creo que le odien. La gente siente aversión hacia quien no es humilde, eso sí. Esa declaración no fue humilde.

–También dice: «Si Dios no agrada a todo el mundo, ¿cómo lo voy a conseguir yo?»
–Tiene razón. No se puede agradar a todo el mundo: se cae en hipocresía.

–Con frecuencia se acusa a los jugadores de divismo...
–Pues no se creen dioses. Tenga en cuenta que cada semana se ponen a prueba, y la derrota es una cura de humildad que sucede con frecuencia.

–Ya puestos, dígame, ¿qué es lo que más necesitan los jugadores?
–Estabilidad. En el fútbol, las emociones se disparan para bien y para mal, y eso hay que controlarlo.

–Una pena que no trate también a los hinchas...