Actores

Un Lope de carne y verso

13 millones de euros ha costado reconstruir el Madrid de juventud del dramaturgo, interpretado por el actor revelación del año, Alberto Amman, que se debate entre el amor de Pilar López de Ayala y el de Leonor Watling

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Ésta no es la vida de Félix Lope de Vega Carpio, padre de la literatura dramática moderna. «Lope», que se estrena el viernes, es una elucubración verosímil de cómo un joven Lope, de vuelta de la guerra con los bolsillos igual de vacíos que partió, revoluciona aquel Madrid pestilente como mercenario de versos amorosos, impecable espadachín y zurzidor de comedias ajenas que conoce mucho antes el éxito en la alcoba que en el escenario. «No queríamos filmar un documental. Se trata de una obra basada libremente en una época de la vida de Lope de Vega. Es un hombre joven que busca su sitio, algo muy actual», explica el director, el brasileño Andrucha Waddington, fascinado con esta reconstrucción del autor cosida por Jordi Gasull e Ignacio del Moral a partir de diálogos muy directos. Asegura el realizador que uno sólo puede enfrentarse a una superproducción de 13 millones de euros «llevándolo todo muy preparado, para que cuando comiences a rodar puedas centrarte en lo dramático», es decir, no dejar que la figuración y los descorados roben planos a los personajes. No es de extrañar que un hombre que llamó a la puerta de los festivales internacionales con la compleja relación de una mujer y tres maridos («Yo, tú, ellos», en 2002) centre su atención en el triángulo amoroso entre el autor y dos mujeres tan deseables como distantes entre sí.

Sin miedo ni dolor

«Isabel de Urbina es la primera mujer con papeles de Lope de Vega, porque sin papeles vete a saber... Se trata de una chica que en el guión ya estaba llena de ingenuidades, sin miedo, ni dolor... Es como el sol del mediodía y se entrega. También es un poco "groupi", porque Lope era como una estrella del rock y se va con él adonde sea», asegura Leonor Watling, que la interpreta. «Elena Osorio es una mujer con una vida complicada, con una mirada complicada en una situación complicada y con ganas de encontrar su libertad en una sociedad que condena a las mujeres por adulterio», asegura Pilar López de Ayala, el otro vértice y quizá el personaje mejor construido de la trama.

Lope, el inmaduro, idealista, pero pillo embrión del genio se ajusta a la silueta escuálida del argentino Alberto Amman, último Goya a Mejor Actor Revelación por hacerle sombra a Malamadre en «Celda 211»: «Tenía que aprender a cabalgar como un jinete que ha ido a la guerra, usar bien la espada, decir bien los sonetos, hablar con un castellano neutro... El papel estaba lleno de dificultades, por eso me lo pensé tanto. Pero si no te tiras a la piscina, no aprendes a nadar», asegura el actor, que desde el éxito carcelario acaba un rodaje y comienza otro.

La pestilencia de Madrid

Tanto esfuerzo parece haber compensado a este joven intéprete, que, aunque ha limado el acento, mantiene la verborrea argentina. Asegura que no es el biopic al uso que hubiera firmado un gran estudio: «Se muestran algunas cosas que eran muy reales. Por ejemplo, el olor del Madrid de aquella época que se sentía a cinco kilómetros de la ciudad. Los nobles eran los únicos que tenían acceso a la limpieza y olían menos. Hollywood no pondría a un protagonista con las uñas sucias y los dientes amarillos y todo grasiento. Me encanta que sea sucio, como era. No vas a poder hacerlo todo como fue, pero sí algunas cosas como ésta que tienen mucha fuerza», confiesa eufórico el actor, que luce en pantalla el pelo grasiento de quien no conocía la ducha diaria, ni semanal. Así ocurre también a buena parte de los personajes de este filme coral en el que se cuenta con el talento de Juan Diego, al más puro estilo quevedesco, que interpreta al empresario del Corral de Comedia para el que empieza a escribir Lope y padre de su primera gran pasión, Elena Osorio; Antonio Dechent, como el jefe de la compañía de cómicos; Antonio de la Torre, el condescendiente hermano mayor del protagonista; y Luis Tosar, protagonista de «Celda 211», que ejerce de tutor del protagonista como Fray Bernardo. Por evitar comparaciones, Amman advierte que «"Shakespeare in love"tiene algo de cuento de hadas que en este filme no tiene».

De su inmersión en los versos y hazañas de este hombre le ha quedado el poso de que cambió la historia de la literatura escrita para ser representada: «El aporte fue bastante grande porque hasta entonces todo eran comedias y se reflexionaba desde la caricatura, como es el caso de la comedia del arte, donde los personasjes tenían un significado más profundo, pero el público lo veía y estaba dispuesto a tirar zanahorias a escena. Sólo cuando se acudía al drama iban dispuestos a emocionarse y sufrir. Lope plantea que el teatro debe tener las dos cosas al mismo tiempo, como ocurre en la vida misma, y genera mucho conflicto porque los autores de comedia no escribían drama y al revés. Esa es una de tantas que enriquecen el teatro. Shakespeare también lo dijo: poner un espejo frente al hombre. Aunque hay polémica sobre quién de los dos lo hizo antes», dice Amman con la lección bien aprendida.

La proyección de «Lope» en Toronto y Venecia reinvindicará internacionalmente la figura del escritor, pero el equipo confía además en captar la atención de los adolescentes que le rechazan por una visita al teatro obligada y prematura: «Los niños deben acercarse al teatro a través de la expresión corporal –reflexiona el actor–. No puedes llevar a un niño a ver una obra de Lope porque es lógico que se aburra».


El fénix olvidado
Los números no hacen honor al Fénix de los ingenios frente al bardo inglés. Shakespeare dejó escritas cerca de 40 obras, mientras que Lope de Vega ronda las 800 –se le han llegado a atribuir 1.800–, de las que nos han llegado alrededor de 400. Sin embargo, el cine ha bebido del de Stratford Upon-Avon en inumerables adaptaciones. Peor fortuna ha tenido el madrileño: series televisivas y «estudios 1» aparte –TVE acaba de rodar en este formato «La viuda valenciana»–, Florián Rey con «La moza de cántaro» (1954), Antonio Román con «Fuenteovejuna» (1947), Juan Guerrero Zamora con el mismo texto (1970), Rafael Gil con «El mejo alcalde, el rey» (1974), Pilar Miró y su aplaudida «El perro del hortelano» (1996) y Manuel Iborra en «La dama boba» (2006), han sido los pocos directores que se han acercado a la obra del autor áureo. De Shakespeare hay más de 800 producciones entre cine y TV. Y Lope como protagonista no había suscitado interés hasta ahora, mientras que Shakespeare, «enamorado» o no, ha cobrado vida en diversas ocasiones, incluyendo la cinta de John Madden (1998), en la imagen, y la comedia española «Miguel y William» (Inés París, 2007).