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Asa Larsson: «Quiero que mis hijos me lean a mí antes que a los Hermanos Grimm: son terroríficos»

Asa Larsson, en una barca en el Retiro, disfruta sin pensar en los crímenes de sus novelas
Asa Larsson, en una barca en el Retiro, disfruta sin pensar en los crímenes de sus novelaslarazon

Esta escritora sueca se ha convertido en un auténtico fenómeno de ventas de novela negra con dos libros, «Aurora Boreal» y «Sangre derramada», en los que alcanza un fuerte protagonismo la religión, un tema que en su país, asegura, «es más tabú que el sexo». Acaso la intensa relación que la escritora tuvo en su juventud con la iglesia laestadiana sea el punto de partida de este binomio formado por fe y asesinatos. Frágil y de verbo incontinente, avanza mi charla con Asa Larsson.

-Ya tenía ganas de verla sin gorrito...
-(risas) Era la foto que me hice para la promoción y se propagó hasta la saciedad. Pero, como ve, sé vivir sin gorro, especialmente en verano.

-¿Harta de desmentir que no es prima de Stieg Larsson?
-Larsson es un apellido bastante corriente en mi país. Además sé que la promoción de mi primera novela en España se hizo con la frase: «La autora que dejó en vela a Stieg Larsson». Y eso me emociona. Soy una auténtica seguidora de la saga Millenium y es todo un honor.

-Por cierto: ¿qué opina de la situación de la viuda de Stieg Larsson?
-Larsson recibió muchas amenazas de grupos nazis y ése fue el motivo por el que nunca se casaron. La situación en cuanto a los derechos es vergonzosa. Si hay una vida después de esta, no sé qué le van a contar el padre y el hermano de Stieg cuando se reencuentren.

-¿Le parecerá bonito, vender tanto escribiendo en sueco?
-(risas) Han sido muchos los escritores escandinavos que han ido allanándonos el camino para que después otros, hayamos podido difundir nuestro trabajo en Europa.

-Por eso, treinta años después vuelve la «fiebre por las suecas».
-(Risas) Pero en este caso la fijación ha pasado de las mujeres a las muertes. Al público español le resulta exótica nuestra forma de vida, nuestros parajes. A través de novelas como las mías comprobáis que los suecos somos introvertidos, y podéis descubrir esa otra parte de la personalidad en la que uno se encuentra sólo en la naturaleza con sus pensamientos; también relaja ver que una sociedad democrática ideal como la sueca no es tan perfecta como parece.

-¿De dónde le viene la fijación de «asesinar» a clérigos?
-Tengo dificultad con las organizaciones piramidales, jerárquicas, que aseguran que están en el lado de Dios. Algunos lectores me agradecen que describa esos ambientes porque dicen que parece que yo haya vivido en sus propias familias. Pero otros, en cambio, aseguran estar rezando por mí para que «encuentre» a Jesús y deje de criticarles. Esto sí me molesta, porque nadie tiene idea de cuál es mi relación con Dios, que me va muy bien, y no tienen derecho a juzgarme.

-Quizá esos lectores tampoco saben que su abuelo fue predicador del movimiento laestadiano.
-Mis padres provienen de familias laestadianas, que es un movimiento religioso muy estricto dentro de la iglesia. Mi abuelo ganó el oro olímpico en 1936, en la prueba de esquí de 18 km, y tras abandonar la competición se hizo predicador. Tenía una posición muy elevada en la comunidad religiosa. Le recuerdo como alguien muy duro y estricto.
Veinticuatro horas de luz

-¿Y cómo afrontó su familia el hecho de que su madre cambiara de orientación sexual?
-Cuando tenía 16 años mi madre dejó a mi padre por otra mujer. Mantuvo una relación con ella durante 20 años. Durante mucho tiempo pensé que mi madre iría al infierno debido a esa relación, pero cuando salí de aquel entorno, vi las cosas con otra perspectiva y otro modo: si hay Dios, si hay un cielo, nos reuniremos todos allí, estoy segura. Vestir largas faldas y aguantar un mal matrimonio no te garantiza la entrada en él.

-«Sangre derramada» se ambienta en un mágico verano sueco en el que el sol brilla a medianoche. ¿Qué efectos tiene este fenómeno sobre sus habitantes?
-Tener al sol en el firmamento las 24 horas del día indudablemente influye en el estado de ánimo. La gente se vuelve más salvaje durante los veranos sin noche. Como suele ocurrir en las noches de luna llena, cuando las urgencias de los hospitales se saturan por los casos de homicidio.

-A los lectores nos apasionan las novelas policíacas porque ordenan el mundo: los buenos ganan y los malos casi siempre son detenidos.
-Desde siempre nos han interesado las historias de aventuras, muertes y asesinatos que tienen su premio para los justos y su represalia para los que «pecan» y es así desde el Antiguo Testamento –que tiene todos los ingredientes de una buena historia criminal, además de ser uno de los principales libros de psicología–. Si además añades un plus de buen entretenimiento, la fórmula policíaca es perfecta

-Por cierto, ¿cuántos «muertos» lleva ya a sus espaldas?
-¿Tengo que contarlos? (risas)

-Como madre, le vendrá muy bien a sus retoños que pertenezca a «la industria del entretenimiento», aunque espero que no les cuente sus novelas.
-A veces les leo algunas historias cortas de misterio que les escribo. Pero tienen que ver más con lo detectivesco que con lo sobrecogedor. Prefiero eso a que lean a los cuentos de los Hermanos Grimm, que pueden llegar a ser terroríficos. No las versiones de Disney, sino los originales. ¿Recuerdas Blancanieves? ¡Tiene pasajes escalofriantes!

-Por cierto, ¿qué le pasa a usted con los lobos para que le dedique tantas páginas?
-¿Quiere que le diga la verdad?: los lobos son como nosotras, las mujeres. Maestros en la adaptación a las condiciones de vida difíciles y diversas. Pueden vivir en los desiertos a más de cuarenta grados pero también soportar los climas más gélidos. Al tiempo, saben ser felices, disfrutar del juego, son seres sociales, crían maternalmente a sus cachorros y están perfectamente integrados en su grupo. ¡Son unos animales fascinantes!, yo creo que casi perfectos.

-¿Tiene alguna explicación para que en España nos apasione el aluvión de autores policíacos llegados del frío? –Jorge Moch dice que se inventan la violencia porque en su país es una rara avis–.
–(risotada) ¿Cómo que en mi país no hay violencia?, te invito a que vengas a comprobar lo que significa la pretendida sociedad del bienestar de mi país y saques tus propias conclusiones. Creo que alucinaríais.

-Y ahora. ¿qué prepara?
-En «La Senda Oscura» no habrá ni iglesias, ni sacerdotes. Cambio de víctima, y uno de los personajes es un hombre de negocios que tiene minas en África. Me atrevo a salir de Kiruna, e incluso me escaparé de Europa. Y te avanzo que al principio de la novela Rebecka Martinsson está fatal (risas). Y ya no cuento más.


Chandler, en sueco y femenino
Rompe todos los tópicos sobre los suecos: extrovertida, cercana y de risa franca y ampulosa. Su pragmatismo la hace vivir ajena al éxito literario que disfruta en medio mundo porque su verdadera prioridad es arañar tiempo al tiempo para estar con sus hijos. No se explica –ni tiene ganas de hacerlo– la gran aceptación que han tenido sus libros. Simplemente escribe lo que quiere leer y «estoy muy orgullosa de un género en el que contamos con autores de alto nivel en mi país. La novela negra ya no es un gueto ocupado exclusivamente por Chandler». Así es el bosque de la ideas de Asa. Hasta que, en medio de la fiebre prohibicionista, a alguien se le ocurra vetar que otros asesinen... En sus novelas.