Manuel Chaves

Ánimas benditas

La Razón
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Rafael Velasco ha sido devuelto al desolladero de la política entre los aplausos de sus compañeros del Comité Director. ¿Acaso ovacionaban la faena de quien ha filtrado las subvenciones de su esposa? Nunca se sabe. Ahora bien, cuando el «número dos» del partido más influyente de Andalucía puede volatilizarse sin que pase absolutamente nada lo único que se evidencia es la irrelevancia y nulo peso del equipo formado por José Antonio Griñán.
Él mismo es ya de por sí invisible para casi el cuarenta por ciento de los ciudadanos y su discurso, entre churrigueresco e ininteligible, lo suele exhibir siempre con ingrávida suficiencia para presumir de conocimientos, sea de música o de endocrinología. Claro que en vez de aludir a la testosterona –que no olvide que descompensaciones de esta hormona también se dan– debió recordar que lo que estos tiempos demandan es la talla de Fernández-Viagas, la brillantez de Rafael Escuredo, el carisma de Felipe González, la chispa de Alfonso Guerra, la personalidad de Rodríguez de la Borbolla o el oficio de Manuel Chaves. En definitiva, todo aquello de lo que el actual presidente y su núcleo duro adolecen.
Sinceramente, no imagino a las bases socialistas movilizadas con la densa Susana Díaz, el desconocido Luis García Garrido o la insípida Rosa Torres. Quizás, el ácido Mario Jiménez sí pueda llegar a una parte del electorado aunque probablemente provocará dolor de estómago en la mayoría moderada.
Así pues podrán aplaudirse a sí mismos, podrán invitar a Marcelino Pan y Vino, podrán destrozar el programa de David Cameron en Educación para la Ciudadanía, incluso podrán repartir estampitas del alcalde de Valladolid. Pero cada vez que salga el dato del paro, nada de ello le servirá a este desconocido PSOE andaluz que ha tenido que renovarse, otra vez y a la fuerza, en un Puente de Todos los Santos con Rafael Velasco como ejemplo de ánima bendita.