Luxemburgo

Las relaciones con Reino Unido por Vincenzo Scarpetta

La Razón
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No hay ninguna posibilidad de que David Cameron de marcha atrás en su decisión de vetar un cambio en el Tratado de la UE y mantenerse al margen del nuevo "pacto fiscal". El primer ministro sería devorado por sus propios parlamentarios si así lo hace y existiría también el riesgo de que pudiera ser visto como un "chaquetero"sobre las cuestiones europeas, tanto en casa como en el extranjero.

Sin embargo, las consecuencias del veto de Cameron han sido exageradas. Tal y como está planteado, el "pacto fiscal"daría a los países que se encuentran fuera de la zona euro un asiento en la mesa de negociaciones al menos una vez al año, siempre que la reunión se concentre en la aplicación del tratado mismo. Para sortear la oposición interna en varios estados miembros, el acuerdo se ha visto claramente debilitado. Tal y como dijo el ministro de Exteriores de Luxemburgo, Jean Asselborn, se ha gastado un montón de tiempo y energía en la negociación, ya que la mayor parte de lo acordado se podría haber logrado a través de legislación ordinaria de la UE.

República Checa decidió ayer excluirse por ‘razones constitucionales', aunque el jefe del gobierno checo ha dejado entender que su país podría sumarse al acuerdo más tarde. Polonia firmó, aunque el Primer Ministro polaco ha reconocido que no está del todo satisfecho con el texto del acuerdo. Incluso el socialista francés François Hollande, candidato a las elecciones presidenciales, se ha comprometido a revocar el pacto si es elegido. Reducir esta complicada situación política a una discusión de 26-contra-uno resulta inverosímil.

Por lo tanto, el tratado fiscal en sí mismo no cambiaría mucho estructuralmente la relación de Reino Unido con Europa. El mayor reto de Cameron es lo que pasará después: si la eurozona da un salto cualitativo hacia una mayor integración (incluyendo, por ejemplo, los eurobonos, un Tesoro y un regulador financiero único) Reino Unido se enfrentará a una serie de nuevos desafíos, incluyendo la manera de salvaguardar uno de sus mayores activos económicos, el sector de servicios financieros. Para hacer frente a estas tensiones, un modelo más abierto y flexible para la cooperación europea podría ser el camino correcto – tanto para Reino Unido como la Unión Europea en su conjunto.

Vincenzo Scarpetta
Analista político de «Open Europe»