«El piano es mi pareja de hecho»

–Presenta su primer disco, «Schumann, el arte de lo pequeño». ¿Se siente pequeña o ya se empieza a ver grande?
–Espero sentirme pequeña toda la vida. Así se llega más lejos y se es más feliz.

–Es la pianista española más internacional y con más proyección, dicen.
–Estoy en ese grupo de músicos jóvenes, pero no baso mi vida en lo que diga nadie. Soy lo que soy.

–¿Y qué es?
–Soy joven, mujer, y tengo la inmensa suerte de hacer lo que me gusta. Sé desde los 12 años que son más peligrosos los elogios que las críticas.

–Decía Aristóteles que la música purifica las pasiones. ¿Qué música necesita este país para purificar sus pasiones?
–Quizá la de Mompou: «Música callada» para reflexionar.

–Necesitamos aprender a escuchar...
–Sí, nos gusta demasiado hablar. Y el ruido. El nuestro es el país del ruido.

–¿Odia más al espectador que se duerme o al que tose?
–Me odio a mí misma por haber causado sueño y por no poder curar la tos.

–¿Qué es para usted la música?
–La vida.

–¿Y el piano?
–Mi compañero, mi pareja de hecho, mi amante. Le seré fiel toda la vida.

–¿Por qué hombre dejaría el piano?
–Por ninguno.

–¿Qué baila en las discotecas?
–Lo que me pongan, pero prefiero una cena de amigos con buena charla.

–¿Acompañaría al piano a Lady Gaga?
–No tenemos nada en común. Con Miguel Poveda o Caetano Veloso sería otra cosa.

–Dicen que hay que quitarle gravedad, solemnidad al concierto...
–Sí, se debe desmitificar al artista y desacralizar el concierto. Hay que quitarle elitismo.

–¿Permitir comer palomitas escuchando a Schumann?
–No. Pero hay que ponerle vaqueros a la música clásica.

–¿Qué tocaría en el Congreso de los Diputados?
–«Iberia», de Albéniz.

–¿Y en la Moncloa?
–Un programa que titulo «Fantasía», con piezas de Mozart, Brahms...

–¿Lleva alguna tocata y fuga...?