Aeronáutica

Al espacioen globo

Por unos 110.000 euros, quien quiera podrá contemplar la eterna noche estrellada desde el espacio en aerostato. Una alternativa no contaminante, española y sin entrenamiento previo para el floreciente turismo espacial 

Al espacioen globo
Al espacioen globolarazon

Cinco decenios después del viaje de Gagarin, los cohetes siguen siendo los reyes de los vuelos profesionales por el cosmos. A Marte y la Luna, sin embargo, se suma un objetivo amateur: el turismo espacial. Es inevitable recordar a Dennis Tito durante su tour, hace ya una década, por la Estación Espacial Internacional previo pago. Desde entonces, las propuestas se han sumado, abaratado y diversificado, aunque sólo una, y española, se distancia del recurso del cohete.
En 2002, José Mariano López-Urdiales comenzó a darle vueltas a la idea: viajes al espacio en globo aeroestático. Entre planes y estudios, este catalán, decidió fundar su empresa Zero2Infinity y concentrar sus esfuerzos en su primer proyecto; Bloon promete ser para 2014 la alternativa a vuelos orbitales de enormes multinacionales, aunque a cierta distancia; el helio no contamina.
«No queremos definirnos como turismo espacial, sino como turismo de lujo». López-Urdiales explica así el segundo parámetro de su propuesta. Un vuelo tranquilo, de unas cuatro horas de duración, para contemplar la curvatura de la Tierra y el cielo estrellado a unos 36 km. Hasta un máximo de cuatro personas podrán contemplar el espectáculo desde los grandes ventanales y precisar cómo quieren vivir la experiencia: ser testigos de primera fila de un eclipse, degustar una cena romántica o probar la ausencia de gravedad, la gravedad marciana o lunar. Todo por 110.000 euros y sin límite de edad, entrenamiento previo, etc. Sólo sentarse y disfrutar.
El vuelo empieza con el inflado del globo (una bolsa de más de 100 m de diámetro) y la salida hacia la estratosfera. Una hora más tarde, la cabina (de 4,2 metros de diámetro) alcanza su altura máxima y la vista, durante dos horas, abarcará 500 km a la redonda. El descenso se inicia con el desinflado del globo hasta soltarlo para planear después hasta la tierra con un paracaídas guiado. Un ciclo exento de contaminación y ruidos y a una agradable velocidad de unos 10 metros por segundo. «Quienquiera que viaje en avión, puede subirse a bordo», asegura.
Para finales de 2011, su promotor espera poder completar el primer vuelo tripulado; cuando los potenciales clientes atestigüen la seguridad del trayecto. Y para demostrar que no hay peligro de quedar «colgado» en el espacio para siempre, lanzaron la camiseta de la Selección española de fútbol; cuando acabó el Mundial «la recuperamos, claro, bajó de nuevo a tierra con paracaídas» asegura López-Urdiales.