Ciclismo

País Vasco

De Vuelta al País Vasco

La carrera presentó su recorrido con dos etapas con final en Bilbao y Vitoria

La subida al Angliru es la más dura de la Vuelta
La subida al Angliru es la más dura de la Vueltalarazon

La Vuelta regresa al País Vasco, al lugar donde las bicicletas corren arropadas por miles de gargantas desde las cunetas. La carrera, que durante tantos años organizó el diario bilbaíno «El Correo», regresa a casa 33 años después. Y lo hace manteniendo la camiseta roja como signo de distinción del líder. La organización ha reservado a las carreteras vascas las dos últimas jornadas antes de llegar a Madrid. Una etapa llana para llegar a Bilbao y la última oportunidad para disputar la general con la subida a Urquiola antes de alcanzar Vitoria.

La etapa de Bilbao es una rareza en el recorrido presentado ayer por Unipublic. Los esprínters apenas tendrán oportunidades de exhibirse. Sólo cuatro etapas totalmente llanas en una Vuelta que mantiene su estilo de jornadas cortas y movidas y con poca contrarreloj, la apertura por equipos en Benidorm y 40 kilómetros en Salamanca en mitad de la carrera. «Va a ser una Vuelta muy nerviosa y con mucha tensión, porque apenas hay terreno para relajarse», advierte Samuel Sánchez. «Hay finales explosivos y otros estilo Tour, muy largos como Sierra Nevada o el Angliru, en los que te pasas una hora subiendo y las diferencias enseguida superan el minuto». Un recorrido muy del gusto del asturiano, que todavía no sabe si disputará la carrera. Samuel era el único que repetía entre las estrellas que presentaron la edición del año pasado. Faltaban Valderde y Contador. Nadie preguntó por Alberto. Tampoco por Mosquera, en el limbo legal del positivo sin sanción. A cambio estaban Nibali, Sastre, Purito Rodríguez e Igor Antón.

Muy predispuesto está el ciclista de Euskaltel. «Pasa por mi casa, por Galdácano, y eso es una motivación y una responsabilidad», afirma. El vizcaíno tiene dos heridas en la memoria, la caída de 2008 camino del Angliru y la del año pasado antes de llegar a Peña Cabarga, cuando era líder y favorito. Este año las dos finales le llegan de manera consecutiva antes de pasar por casa, pero no se asusta. «A la Vuelta le tengo cogido el punto», dice.

A Igor le favorecen los finales explosivos como el de Valdepeñas de Jaén, donde ganó en 2010, o el de San Lorenzo del Escorial. Un final que se estrena en la carrera. Igual que Manzaneda o La Farrapona, otro estilo, más largo, pero muy peligroso. Un recorrido muy parecido al del año pasado, que comienza con una contrarreloj por equipos y que no permite la relajación. «El recorrido es como un hijo», asegura Javier Guillén, el director general de la carrera.