Nazismo

Berlín: por las entrañas de la historia

Berlín aglutina muchos iconos universales, pero queda lejos de ser una simple ciudad-museo. Conocer su pasado bajo tierra pone los pelos de punta, pero es una impagable cura de sabiduría 

Abuela extraviada
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Durante el descenso a uno de los búnkeres utilizados en la Segunda Guerra Mundial, el guía turístico es tajante: «Berlín es la capital del siglo XX». No en vano, un siglo antes del conflicto la ciudad apenas era la suma de dos pueblos de pescadores en la comarca de Brandemburgo. En pocas décadas acumuló no una sola memoria histórica, sino varias. La que dejaron Marlene Dietrich y los «felices años 20», la de las cicatrices del nazismo, los memoriales que laurean a las tropas soviéticas o «el Muro de la vergüenza». Una historia reciente tan vertiginosa que no da tregua al turista.
La consigna de recordar el pasado para no repetir la historia es una evidencia en cualquier rincón de la capital, donde se aborda todo lo sucedido sin ningún tabú, pero con una clara repulsa.
 
Bajo tierra
La visita a uno de los búnkeres utilizados por los berlineses durante el nazismo es una de las experiencias más sobrecogedoras que puede revivir un turista en el Viejo Continente, sólo por detrás de los campos de exterminio. Lejos de repasar la Alemania de Adolf Hitler, el recorrido documenta el día a día de la población civil y de la abrumadora inversión de esfuerzos físicos e intelectuales encaminados a la destrucción en un grado desconocido.
La visita al refugio retrata la supervivencia entre los escombros. Por ejemplo, a través de la guía de confección de cinco vestidos empleando el traje de un soldado o del diseño de cocinas con los restos de una bomba. Recuerda también a las miles de mujeres que reconstruyeron la ciudad con sus propias manos. Los rostros de una Alemania entregada en 1933 a un programa de defensa con siete millones de entusiastas dejaron paso a restos como los de un hombre de 69 años caído en la inútil defensa de la ciudad –frente a dos millones de soldados rusos, seis mil tanques, 41.600 piezas de artillería y 7.500 aviones–, y que ha sido identificado recientemente gracias al trabajo de la asociación «Berliner Unterwelten» (Mundos Subterráneos de Berlín).


Otro gran icono de Berlín es el Muro, o lo que queda de él. Para descubrir de una manera más amable la vida de la Alemania Oriental no puede faltar la visita al «Museo DDR» y un paseo en el popular automóvil Trabant. La compañía «Trabi Safari» ofrece rutas de una hora en las que un convoy recorre la ciudad bajo las indicaciones del guía a través de la radio. Cada cliente puede, desde 35 euros por persona, conducir su propio «Trabi» –todos son anteriores a la reunificación– y sentir los avances de la automoción en treinta años; también comprobará que en Berlín no entienden de atascos y que los conductores respetan a la lenta comitiva de coches «de museo» sin alterarse...


Las señas de identidad del Berlín más moderno saltan a la vista: el renovado Reichstag (Parlamento alemán), el futurista Sony Center o la Estación Central delinean una nueva Alemania de cristal y metal. Todo ello bajo el cuestionado envoltorio de arte urbano y grafitis que se ha apoderado de las paredes de la ciudad. Para los que quieran ahondar más en el arte callejero, aún se puede visitar Tacheles, la casa «okupa» más célebre de Europa, y que saldrá a subasta en abril.


La tarjeta «Berlin Welcome Card» soluciona el problema del transporte durante dos, tres o cinco días, e incluye toda la extensa red de autobuses y metro. En suburbano se pueden hacer excursiones fuera del centro, como a la ciudadela de Spandau o a la villa de Potsdam, Patrimonio Cultural de la Humanidad.
 

 

>> Cómo llegar. Iberia ofrece tres vuelos diarios en la ruta Madrid-Berlín-Madrid y cómodas conexiones desde la T4 de Madrid-Barajas.

 >> Comodidad. En los vuelos a Berlín está disponible la Business Europa que además de contar con más espacio a bordo, incluye menús diseñados por el cocinero Sergi Arola y una selección de vinos con las mejores denominaciones de origen españolas.

>> Rapidez. En Iberia.com puede descargarse la tarjeta de embarque desde el día anterior hasta dos horas antes del vuelo. Así, si no factura, puede ir a la puerta de embarque sin necesidad de llevar ningún papel. Si tiene alguna duda sobre su vuelo a Berlín tiene a su disposición un Asistente Virtual de Iberia.com que le resolverá todas las dudas. Además, en Iberia.com también encontrará en «Una Mirada a su Destino» una guía en PDF de todos los destinos de la compañía.

>> Más información. En iberia.com, donde se encuentran los mejores precios, en Serviberia (902 400 500), en oficinas de Iberia y en agencias de viajes puede informarse sobre ofertas, condiciones y disponibilidad de plazas.

>> Guía on-line. En la página web www.visitberlin.de/es puede encontrar más información sobre el destino, hoteles, excursiones, oferta cultural, restaurantes y visitas guiadas por Berlín.