«La tragedia nos cambió»

MADRID- El país se juntó como una familia, católicos y luteranos. La gente dejaba rosas y fotos en altares improvisados», comenta Mauricio, un peregrino del país nórdico. Andrea, una joven de Oslo, dice, sobre el ataque en la isla de Utoeya, que «fue algo terrible. Dios estaba presente en todas las personas que ayudaban a los chicos a escapar de la isla», relata. «No entiendo cómo una persona puede matar a tanta gente», dice Lisa. Su hermano era de la misma edad que Breivik, al autor de los terribles asesinatos. «Los jóvenes son fuertes, pero esta tragedia ha cambiado su mentalidad», añade con dolor.
Los 60.000 católicos que viven en Noruega apenas conforman un 1.25 por ciento. «Aquí la gente se respeta mucho. Tengo amigas luteranas que se interesan mucho por lo que creo y por la Virgen», afirma Gudrun.

¿Por qué? En el mes de julio un ataque terrorista con 77 muertes golpeaba la vida de los noruegos.