Nueva York

Rock de papel: aluvión de biografías de músicos y bandas

Desde Dizzie Gillespie a Michael Jackson, las biografías de grupos de rock y pop viven un auge de publicaciones empujado por la difusión «pirata» de la música y la crisis de la industria del disco. Muchas desvelan mentiras y poses de los más grandes.

Keith Richards, de los Rolling Stones, publicará sus memorias en España el próximo otoño
Keith Richards, de los Rolling Stones, publicará sus memorias en España el próximo otoñolarazon

Hay quien pueda pensar que cuando un rockero pasa a ser objeto de un libro es que está acabado, que le están escribiendo un epitafio musical. En algunos casos es así, pero no es menos cierto que los artistas rock han pasado a ser referentes de la cultura, de una nueva cultura pop, ignorada hasta ahora por el «establishment» que fija y da esplendor a la jerarquía de la creación artística. Hoy, desde Elvis hasta Ian Curtis, pasando por Bob Dylan, premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2007, los músicos se han convertido en objeto y sujeto de la edición de libros. Y sus vidas, dramáticas y desordenadas, llegan a las estanterías aprovechando el fenómeno cíclico de la mitomanía y llenando un vacío bien cubierto en el mundo anglosajón.

Del escenario al escritorioEn lo que va de curso, en España han visto la luz en castellano las biografías de Jacques Brel, Keith Richards, Marc Bolan, Sid Vicious, Syd Barret, Patti Smith, Led Zeppelin, Queen, Lou Reed e Iggy and the Stooges, que se suman a otras anteriores, como las de Lennon o Bob Dylan. «Es cierto que numerosos artistas disponen de más tiempo para escribir sus memorias o sus biografías porque muchas multinacionales de los discos se lo piensan dos veces antes de meterles en el estudio a grabar. También la mayoría prefiere escribir antes que las carreteras, y eso está contribuyendo a cierta concentración de publicaciones», dice Julián Viñuales, editor de Global Rhythm y uno de los pioneros en el género en España. También ha influido la crisis del vinilo y luego del disco como soportes de la música. «Antes, en los discos se podía incluir cierta información sobre un álbum, sobre el contexto, algunas explicaciones o imágenes para los aficionados, pero, ¿qué información se puede añadir a una descarga de iTunes?», se pregunta. Su editorial acaba de sacar al mercado la vida de Dizzy Gillespie, y prepara la de Art Pepper, una de las vidas de jazz más atormentadas de la historia.Uno de los atractivos de estas existencias con la guitarra colgada también es la «estética de la autodestrucción» que muchos rockeros «llevaban con fines promocionales», según Viñuales. «Muchos se inventaban unas infancias terribles», cuenta Antón López, editor de Libros Crudos (que acaba de reeditar «"Up-tight", la historia de la Velvet Underground») sobre la vida de Frank Black, cantante de Pixies: «Tuvo una juventud totalmente normal en Boston y se inventaba unos dramas en las entrevistas que luego otros desmentían o afirmaba que había aprendido a cantar con una estrella tailandesa».

La cara oculta de RichardsAunque si hablamos de perturbados en la música, sin duda uno de los más grandes de la lista es Syd Barret («Crazy Diamond: Syd Barret y el amanecer de Pink Floyd», Munster Books), que tras años de experimentación con drogas, especialmente el LSD, terminó encerrado durante dos décadas en una pequeña habitación de la casa de su madre. Cualquiera puede asomarse a la afición de los miembros de Led Zeppelin por destruir habitaciones de hotel, o pasear junto a Patti Smith y el fotógrafo Robert Mapplethorpe por las calles del Nueva York de los 70, por el que aún deambulaban Allen Ginsberg y Andy Warhol («Éramos unos niños», Lumen). Para escribir «Sid Vicious. El icono salvaje del punk» (Robinbook), Alan Parker convivió tres meses con la madre y la novia del guitarrista de Sex Pistols, con las que el músico solía compartir la heroína que le llevó a la muerte.Algunas de las que recientemente se han publicado no están avaladas por el interfecto, como la «Biografía desautorizada» que Victor Bockris ha escrito sobre Keith Richards (Global Rhythm), que la editorial compensará con la versión del guitarrista de los Rolling Stones en las memorias que publicará a finales de octubre. «Sí, podrán verse las dos caras, las dos versiones» de una vida, dice Viñuales.El éxito (moderado) de estas publicaciones en la era de internet es precisamente el de la capacidad crítica, el del dato que contextualiza canciones.

Bandas disueltasÉsa ha sido la intención de «Michael Jackson. El legado artístico de una figura controvertida» (Patricia y Ramón Godes, Quarentena), que, dentro de la avalancha de publicaciones más o menos morbosas, analiza su carrera partiendo de la música negra de los ochenta y recogiendo su herencia en la de los 90. Quarentena también ha rescatado del olvido algunas bandas disueltas, ignoradas en su momento, como La Banda trapera del Río, pioneros del punk de Barcelona, y es de las pocas casas que presta atención a las formaciones nacionales, desde Los Brincos a Eskorbuto, cuya biografía lleva cinco ediciones. También les hace especiales a Quarentena que no acostumbran traducir éxitos internacionales, sino que editan trabajos de periodistas hechos en España. La de Los Suaves es otro de sus mayores éxitos: «El público heavy es de los más fieles, sigue llenando los conciertos año tras año», cuenta Pere Homs, editor del sello, que actualiza sus novedades a medida que se anuncian conciertos en España.

Letras con «riff»La historia de Mark Oliver Everett, líder de Eels, es digna de ser leída: encontró a su padre muerto, su hermana acabó suicidándose, su madre muere de cáncer y su prima en un avión el 11-S. Lo cuenta en «Cosas que los nietos deberían saber» (Blackie Books). Nick Cave narra en «La muerte de Bunny Munro» (Global Rhythm) el amor de un perdedor por Kylie Minogue. Y Micah P. Hinson, que a sus 29 años ya ha conocido las drogas y la cárcel, publica la desgarrada «You can dress me up but you can´t take me out» (Alpha Decay).

TesorosEl libro «Led Zeppelin. Los reyes del rock» (Cúpula) fue una biografía pensada desde el principio como «libro objeto». La editora del sello, Vanesa López Vidal, asegura que la caída de la venta de discos ha hecho subir, por el contrario, la del «merchandising» y las de los libros sobre míticas bandas y músicos. Son grandes ediciones con un atracón de desplegables, imágenes inéditas, entradas, fichas policiales, DVD's de regalo. Tanto, que la editorial se pone de acuerdo con las de Francia o Inglaterra para hacer una tirada simultánea de ejemplares que abarate los costes de la impresión. «Los tesoros de Michael Jackson», también de este sello, incluía hasta el acta de defunción del artista. Se agotó. Otros buenos ejemplos actuales son «Los Beatles en el objetivo» y «Los Rolling Stones en el objetivo», que muestran el «backstage» de los dos grupos británicos con imágenes extraídas del archivo de Mark Hayward. Otros volúmenes ideados para editarlos en gran formato son «Eight days a week» (H Kliczkowski), que cuenta cómo fue realmente la última gira juntos de los de Liverpool, desde Alaska hasta Filipinas, o la monografía prolija en fotografías titulada «Queen. Historia ilustrada de los reyes del rock» (Grijalbo).