Islandia

La factura islandesa por Javier Flores

La Razón
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Entre los intrépidos lujos que pudieron permitirse los poco más de 300.000 habitantes de Islandia cuando emprendieron su propio camino para solucionar la crisis financiera que se llevó por delante a sus tres mayores bancos, se cuentan un juicio contra su ex primer ministro, un conflicto diplomático con Reino Unido y Holanda, una factura equivalente al 67 por ciento del PIB del país, la intervención de su moneda, miles de familias al borde de la ruina al caer el precio de sus viviendas muy por debajo del valor de las hipotecas, y un paro y una inflación galopantes.

Es cierto que el paso del tiempo permite observar la excepción islandesa incluso con cierta simpatía y curiosidad, pero desde la distancia, y sin olvidar las diferencias notables con la situación española, de un carácter diferente y gravedad menor a lo que aconteció en Islandia, que no fue otra cosa que convertir el país en una peligrosa plataforma de especulación internacional sobre divisa que, entre otras consecuencias, llevó sus tipos de interés hasta la locura del 15 por ciento. Pretender establecer similitudes o analogías entre las causas y las vías de solución de situaciones tan diferentes como la islandesa y la española resultaría cuando menos tan estrambótico como lo sucedido en Islandia.