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Así acaban las protestas «pacíficas» contra el PP
Los ataques a las sedes se saldaron con daños materiales como el que se aprecia en la imagen, una ventana rota en el despacho de Aguirre en Génova. En Sant Cugat, los manifestantes destrozaron las lunas de la sede de los populares y realizaron pintadas.
MADRID/BARCELONA– Como suele ocurrir en protestas de este tipo, el destino final es una sede del PP. El martes por la noche le tocó a las de Valencia y Madrid. En esta última, los manifestantes lanzaron piedras contra la fachada, provocando la rotura de una de las lunas. Y ayer, fue el turno de las sedes de Sant Cugat y Esplugues de Llobregat, en Barcelona. Amanecieron con pintadas y cristales rotos. Hacía tres meses que ninguna delegación del PP en Cataluña sufría agresiones. El último ataque tuvo lugar el día después de la victoria de Mariano Rajoy el 20-N. Cuatro sedes de Barcelona fueron atacadas de madrugada con huevos piedras y pintura. Detrás de los actos había un grupo de independentistas que firmaron las pintadas de «Fuera los fascistas de los Països Catalans», con la «estelada» –la bandera independentista–. Sin embargo, los últimos asaltos no están rubricados por independentistas, sino por un grupo de chavales que protestan, de manera desproporcionada, por la actuación del lunes de la Policía en Valencia. La concejal de Sant Cugat, MªDolores Domènech, explicó que una quincena de jóvenes lanzó pedradas y rompieron un cristal de su oficina. Unos ataques estos que, según el secretario general del PP de Madrid, Ignacio González, son «una irresponsabilidad por parte de la izquierda, que tiene tendencia a intentar ganar en la calle lo que ha perdido en las urnas». «Nadie dice que una manifestación tenga que ser violenta y romper mobiliario», aseguró en su perfil deTwitter el propio González
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