Moda

John Galliano de flor en flor

Dior abrió la primera jornada de Alta Costura de París recreando un jardín colorista y lleno de volúmenes

Las faldas abullonadas y coloridas marcaron el desfile de Dior
Las faldas abullonadas y coloridas marcaron el desfile de Diorlarazon

París. Florido y perfumado. Así ve el próximo otoño John Galliano, que ha creado para Dior una colección de Alta Costura que exhala fragancias embriagadoras y estalla en colores. No en vano, el desfile transcurrió ayer en los jardines del Museo Rodin de París, bajo una enorme carpa levantada entre rosas. En su interior, varios centenares de privilegiados pudieron admirar las mujeres-flor del estilista británico, que en esta ocasión reinventa una colección que complacerá a los nostálgicos. La misma que Monsieur Dior ideara a principios de los cincuenta consagrando el «new look» que poco antes le valió la celebridad: «Hombros suaves, talle ceñido y caderas redondeadas». Galliano ha decidido respetar el mismo patrón en un desfile que, como un bouquet de flores, se disfruta visual y hasta olfativamente.

El tulipán «loro» Vestidos corola, faldas burbuja conformadas por multitud de pétalos o vestidos bustier de donde nacen filamentos en muselina a modo de pistilos. Cortes inspirados en la morfología floral con la que el creador pretende «aportar a este salón una floración audaz y nueva, que permita al color, la textura y la estructura de las flores sugerir una belleza nueva y moderna», afirma. Sus mujeres son orquídeas y tulipanes en movimiento. Evocados a través del trabajo de tijera o en forma de estampados de vivos colores y degradados en seda. Las faldas, ultravoluminosas y pintadas a mano, recuerdan los contrastes de algunas flores, como el preciado tulipán «loro». Una cotizadísima variedad de origen asiático, de luminosos colores y tamaño gigante por los que se llegaban a pagar grandes sumas en el siglo XVII. Ligereza y frescor hacen su entrada en un guardarropa de invierno que cuenta también con impecables chaquetas cortadas en un cálido mohair naranja o verde y abrigos en espeso fieltro. Galliano completa su evocación floral con un elocuente guiño en los tocados de cada una de las modelos. Moños en alto, a modo de bulbo, embalados en un colorido celofán como si cada silueta fuese un ramo de creación.

Más que un desfile, una ensoñación que dejó muchos dientes largos. «Me quedaría con todo», declaraba Marisa Berenson, quien salía con la impresión de haber asistido a un cuento «a lo Alicia en el país de las maravillas». Fiel a las primeras filas, la inefable Anne Wintour. La influyente redactora jefe de «Vogue» y gurú de tendencias que compartió bancada con la actriz Blake Lively, de la exitosa serie «Gossip Girl».

Modelos sin identidadLa nota excéntrica del día la puso el desfile de la firma AF Vandevorst. Las modelos complementaban los diseños con un estilismo muy peculiar: el pelo echado hacia delante tapando toda la cara, que en algunos casos recordaba a un burka. Si el espectador se despistaba, impedía distinguir entre el frente y la espalda de las modelos, que tuvieron que estar diestras a la hora de caminar y, además, ahorraron mucho tiempo en maquillaje. En cuanto a los diseños, destacaron los chalecos, jerséis y chaquetas drapeados que se superponen unos a otros para acompañar a leggins que se introducen en botas planas de caña alta. Los colores recorren la paleta de los marrones, piedras, marfiles y topos.