San Francisco

Una isla con plástico rescatado del mar

Ante la concentración de envases en el océano y la subida del nivel del agua, un grupo de arquitectos propone una nueva tierra flotante, alimentada por la fuerza del oleaje y el sol. Sería autosuficiente en el compostaje agrícola gracias a la participación de los habitantes en el «ciclo de la vida» 

Una isla de plástico rescatado del mar
Una isla de plástico rescatado del marlarazon

Para llegar hasta esta isla, por lo menos conceptualmente, se han unido una realidad y una dramática predicción. El futuro más negro que vaticina Greenpeace imagina un horizonte para 2030 en el que 200 millones de personas vivirán como refugiados a causa del calentamiento global.
La realidad actual, que a veces supera la ficción, es que el océano se ha coronado como el gran basurero del mundo, al que van a parar miles de toneladas, sobre todo de plástico. Pero de hipótesis agoreras y hechos preocupantes a veces pueden salir ideas originales que miran los desastres de forma optimista y vanguardista.
En la mente de los creativos del estudio noruego de arquitectura WHIM se formó esta isla hecha del plástico rescatado del mar. Y para certificar que nada es gratuito, la localización que proponen es el océano Pacífico, entre las aguas de Hawai y la costa de San Francisco, cerca del lugar donde los estudios científicos sitúan las mayores concentraciones de estos envases flotantes. De esta manera ayudan a limpiar el mar sin elevar demasiado los gastos de transporte que, además, son contaminantes.
Su posible isla, que de momento es conceptual, tendría una superficie de 10.000 km2, lo mismo que la de Hawai. El nuevo emplazamiento, que de realizarse cambiaría el mapa geopolítico del globo, sería autosuficiente energéticamente. Sus creadores creen que sus mejores opciones están en la energía solar y en aprovechar el recurso que más abunda a su alrededor, la fuerza del mar.

Emplazamiento fijo
En cuanto al mantenimiento de la vida tampoco quieren depender de nadie. Para ello una gran parte del terreno se destinará a la agricultura, alimentada de la forma más natural del mundo; aprovechando el ciclo natural de la vida. Es más, el ambicioso proyecto prevé un plan para el cultivo de algas marinas, que valdría para aumentar las poblaciones de peces.
La idea les ha valido el reconocimiento del Fondo Noruego para la Arquitectura y aunque el alzado sobre el papel es muy pintón, el padre de este particular nuevo mundo admite: «Queremos crear elementos huecos con el plástico reciclado, que estarán conectados como bloques de un gran rompecabezas para formar una base sólida. Todavía tenemos que matizar estos detalles y encontrar la técnica correcta de reciclaje», explica Ramon Knoester de WHIM architecture.