Teatro

Marbella

Esta justicia sí que es un cachondeo

- DÓNDE: Teatros del Canal. Madrid.- CUÁNDO: de martes a domingo. hasta el 26 de septiembre. - CUÁNtO: de 12 a 18 euros. Tel.: 91 308 99 99.

Esta justicia sí que es un cachondeo
Esta justicia sí que es un cachondeolarazon

Entre un cántaro roto en una aldea holandesa y una «mordida» en la Marbella del ladrillazo media un trecho geográfico y temporal. Pero en lo que a la justicia se refiere, es como si fueran lo mismo. De eso está convencido Ernesto Caballero, que ha adaptado a la España de hoy «El cántaro roto», una obra de Heinrich von Kleist (1777-1811), ambientada en los Países Bajos del XVII. El resultado es «La fiesta de los jueces», una farsa sobre la justicia protagonizada por ocho jueces con mucho teatro. Uno de ellos es Santiago Ramos, que canta en escena cancioncillas entre texto y texto, como todos sus compañeros, en una historia que aborda la prevaricación, el fenómeno de los jueces estrella y otras miserias del tercer poder. «La Justicia es como cualquier otro estamento –responde el actor cuando se le pregunta si la dama de la balanza y la espada, como se dice en la calle, es un cachondeo–. Este año ha cantado mucho. Ha habido tanta prevaricación y corrupción, se la ha querido mediatizar tanto por parte de los partidos políticos, que ha sido un año bochornoso para una institución tan seria». Por eso cree que la obra viene «que ni pintada», aunque advierte: «El teatro no arregla nada. Aquí, el acierto de Ernesto Caballero es que ha contado una fábula clásica, como es la de Von Kleist, metiendo teatro dentro del teatro». Y deja claro que «el valor de una obra no reside sólo en a quién critica, sino en cómo se cuenta, en cómo reflexiona, y en si hace reír a la gente. En el talento, en definitiva, que es algo que no se puede explicar».

Dice el actor madrileño que «nos veremos muy reflejados, tampoco hay tanta distancia entre los jueces y los demás. Nos reiremos primero de ellos porque son personajes un poco encorsetados, con sus batas y su lenguaje un poco apolillado, pero también disfrutaremos con la farsa clásica, porque al fin y al cabo es un caso claro de prevaricación, de abuso de poder: un juez que quiere llevarse a la cama a una chica, y para eso le mete miedo con mandar al novio a la guerra».

Eso sí, aclara que «jamás se me ocurriría ponerme por encima de los jueces, señalarlos como ridículos, porque al final aparecemos nosotros mismos, la España del guirigay, de la pelea continua. Los jueces son sólo un reflejo de la sociedad española. Ahí es donde está la risa». Ramos interpreta al juez Adán, «un magistrado que trabaja en Marbella y se lo ha debido de llevar crudo». Junto a él está Silvia Espigado, que da vida a una jueza estrella «muy puntillosa, a la que le gustan las cosas bien hechas y que mete el dedo en la llaga cada vez que puede».

Diferentes ideologías
Estos jueces, cuenta la actriz, «están continuamente a la gresca porque tienen diferentes ideologías. Se reprochan los unos a los otros que pertenezcan a tal o cual partido, que no sepan aplicar la ley correctamente o que a uno le hayan abierto un sumario». ¿Les suena? Claro que la ficción supera a la realidad, y las rencillas de los togados explotarán en el momento menos apropiado: un acto institucional presidido por el Rey, como cuenta entre risas la actriz: «Aquello se desmadra».

Juan Carlos Talavera, Paco Torres, Jorge Mayor, Karina Garantivá, Jorge Martín y Rosa Savoini componen esta producción de Teatro El Cruce, la compañía de Caballero, que abre la temporada del Canal después de levantar telón en Almagro.