Valladolid

Performance de 800000 euros

Dora García representará a España en la Bienal de Venecia con una obra que explora lo inadecuado y marginal

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El pabellón español de la Bienal de Venecia ya tiene contenido. Aunque como es costumbre en el arte de la española Dora García (Valladolid, 1965), lo que allí se vea durante seis meses será irrepetible y no podrá trasladarse a ningún museo. García plantea una performance, con el título «Lo inadecuado, The Inadecuate, L'inadeguato», de la que apenas dio detalles ayer durante la presentación del pabellón español, más allá de algunas pinceladas con bastante misticismo y mucho aparato teórico. «No hay nada inadecuado en su contenido, es una reflexión sobre mi extrañeza al representar a España y sobre la Bienal, que es algo que tampoco comprendo muy bien», explicó la artista.
El presupuesto de la obra, que corre a cargo del Ministerio de Exteriores, AECI y Acción Cultural Española, asciende a 800.000 euros, algo menos que en la anterior edición, una cantidad que García considera «adecuada. Nunca he tenido tanto, pero si me hubieran dicho que no había nada también habría hecho algo», dijo la artista.

«No necesita público»
La performance, en realidad, son muchas actuaciones que se desarrollan a lo largo de los seis meses que dura la bienal –para lo que son necesarios 80 actores–, y tendrán lugar tanto dentro como fuera del recinto, a horas diferentes, cambiando con los días. Hay algunos actores venecianos que aportan su punto de vista ante una cita que invade la pequeña ciudad, donde hay más turistas que autóctonos casi todo el año. «Hay residentes muy críticos con el certamen», dijo García. «Pero la obra no necesita del público, es una reflexión sobre la condición de artista, sobre el oficio. Funciona en sí misma, haya gente viéndola o no», asegura.
La constante en la obra de García es una reflexión sobre la marginalidad y la «convivencia» con el arte. Para relacionarse con el montaje, una página web (www.theinadecuate.net) sigue todos los días lo que va ocurriendo en los distintos puntos. «Las nuevas tecnologías no han cambiado nada en el arte, simplemente ayudan a recibir más información». La comisaria del pabellón, Katya García-Antón, señaló que la obra «conlleva una alteración de la relación tradicional entre artista, obra y espectador».


Una «groupie» de marginales
No es la primera vez que García se interesa por poner de protagonistas a los «torpes o desarreglados, los que actúan de forma diferente a como se espera de ellos», según los definió ella misma. Antes se ha interesado por los locos («The Devian Majority») o ha representado, fiel a su estilo, una «Ópera de los tres peniques» cantada por un vagabundo en «The beggars opera», siempre con personas «como material de trabajo».