La reapertura de El Molino es toda una epopeya. En estos tiempos de crisis, muchos contemplan la cultura como un capricho. Procede pedir un esfuerzo de comprensión institucional para que se valorice la dimensión económica y de mantenimiento y creación de empleo del sector.

Con motivo del 29-S, pedí a los lectores de «La factoría» ideas para después de la huelga. También las hubo sobre la importancia del sector cultural. Destacó la del manager Florenci Mas, el cual afirma, apoyado en su larga experiencia, que de cada cien euros invertidos en cultura, aparte de los beneficios no cuantificables en aspectos como incremento de la riqueza emocional de una sociedad, un porcentaje entre el 20 y el 50 por ciento revierte directamente en ámbitos generales externos al campo artístico.

Es decir: de cada 100 euros invertidos en un concierto de música en una de nuestras localidades (por poner un ejemplo), alrededor de la mitad se va directamente a las empresas de esa localidad o vecinas: equipos técnicos, restaurantes, hoteles, transportes, personal auxiliar, etc. Añadamos la retribución del artista, que obviamente paga a sus músicos, técnicos y mánagers, manteniendo, así, puestos de trabajo. Y, también, el gasto de los asistentes, que alimentan el sector servicios del lugar.