Buenos Aires
El personaje de la semana: Antonio Mingote
Escribe Luis María Anson que «Hombre solo», de Antonio Mingote, es uno de los diez mejores libros de autor español en el siglo XX. No es un ditirambo. Ese libro, como toda su obra, es un manual caritativo de la España que va de la posguerra a la crisis. Cumple 92 años de inteligencia y bonhomía, que siempre van ayuntadas. Sorprende que su mirada alrededor siempre sea piadosa, tanto con señoras gordas y sentenciosas, alfeñiques, desharrapados bajo puente o burros que suscitan la ternura de Platero. En Argentina, mina de caricatos, sería Gardel. Miembro de la Real Academia Española, tengo el conflicto de que no puedo tenerle como persona que se expresa o manifiesta con humorismo, como manda la RAE. Nunca me he reído con Mingote y sí me ha movido a muchas otras emociones nada humorísticas. Antes sería un filósofo de la vida cotidiana, siempre compasivo con la condición humana y con la irrenunciable cortesía de su elegancia intelectual. En Buenos Aires vivía yo en la Avenida Corrientes, y frecuentaba dos restaurantes: El Palacio de la Papa Frita y Los Inmortales. En este recibíamos a los ídolos al grito de «¡Fulano; no te mueras nunca!».
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