Afganistán

La «gran evasión» de los talibán

Como si se tratara de otra adaptación cinematográfica de la novela «La gran evasión» de Paul Brickhill, más de medio millar de presos talibán escaparon ayer en masa de la prisión central de Kandahar, a través de un túnel de 360 metros que habían excavado los propios presos con ayuda del exterior.

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Según un portavoz talibán, 541 presos escaparon del bloque de la cárcel donde se encontraban recluidos, aunque el jefe de la Policía de Kandahar afirmó que los huidos no eran en realidad más de 400. En todo caso, se trató de un plan perfectamente organizado que necesitó 5 meses de preparativos. Durante ese periodo un grupo de insurgentes se las ingenió para excavar el túnel desde el exterior de la cárcel hasta el pabellón de los «convictos políticos», burlando las medidas de seguridad. Los talibán lo tenían todo previsto, incluso, habían desplegado un comando suicida en los alrededores de la prisión por si fallaba la evasión.

La huida comenzó en la madrugada del domingo y al amanecer los carceleros se encontraron la mayor parte de las celdas vacías. Cuidadosamente, para no levantar sospechas, sólo tres de los presos conocían el plan y la fecha exacta para escapar de la cárcel. Los tres convictos organizadores fueron llamando uno por uno al resto de presidiarios, que paulatinamente, fueron escapando a través de un pasadizo excavado. Al llegar al exterior, una célula talibán los esperaba con vehículos para llevarlos de nuevo a los campos de entrenamiento de los muyahidines. Al menos cien de los fugados son comandantes de los rebeldes capturados en choques con las fuerzas aliadas.

Fracaso de las autoridades
Esta fuga masiva de presos talibán ha dejado en una situación muy incómoda a las autoridades afganas, y pone de relieve una vez más la poca eficacia de las fuerzas de seguridad para contener a la insurgencia. Es otro golpe duro al Gobierno de Hamid Karzai y a las fuerzas de la OTAN desplegadas en Afganistán, que esperan iniciar la retirada de sus tropas a finales de julio y completarla en 2014.

Abrumado, el portavoz presidencial, Waheed Omar, declaró en una rueda de prensa en Kabul que la evasión de presos de la cárcel de Kandahar fue un «desastre» que «no debería haberse producido». A continuación, el portavoz de Karzai dijo que se investigará lo sucedido y que se «reparará el desastre que ha tenido lugar» en la segunda mayor ciudad de Afganistán. El gobernador de Kandahar admitió que la huida de la prisión ha supuesto «un fracaso para las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia». No obstante, un portavoz del Gobierno de Kandahar, Zalmai Ayubi, aseguró que ya habían sido capturados «trece de ellos» y añadió que «algunos tenían chalecos explosivos», informa Efe. En su comunicado, el Ejecutivo de Kandahar precisó que dispone de datos biométricos de los fugados.

Esta es la segunda vez que ocurre una evasión masiva en la cárcel de Kandahar, la segunda ciudad del país y el principal bastión de los integristas. En el año 2008, en torno a un millar de presos huyeron después de que los talibán destrozaran los muros de la entrada con un camión bomba. En los últimos meses, los insurgentes han incrementado sus ataques en la provincia. El pasado 15 de abril asesinaron al jefe de la Policía, Khan Muhamad Mujahid, en un ataque suicida.

Mil presos huyeron en la fuga de 2008
En la madrugada del 13 de junio de 2008, los talibán llevaron a cabo una espectacular operación de asalto a la misma prisión, consiguiendo liberar a 400 milicianos. Aprovechando el caos, se fugaron otros 600 presos comunes. El ataque comenzó con el estallido, junto a la puerta principal, de un camión cargado con toneladas de explosivos y conducido por dos suicidas. Murieron todos los guardianes de la entrada. De inmediato, treinta talibán se lanzaron a través de la destrucción a bordo de motocicletas. Otros grupos de asaltantes mantenían una «zona de seguridad» a base de lanzacohetes. Dominada la guarnición superviviente, una docena de furgonetas recogieron a los principales jefes.