Barcelona
Los Dardenne sobre ruedas
A los que se quejen de que «El niño de la bicicleta» es «otra de los Dardenne», habría que recordarles que es la película más nueva de su filmografía, la que consolida los aires de cambio que se intuían en «El silencio de Lorna».
«Es la primera vez que rodamos en verano, por eso el filme es más luminoso. La primera vez que trabajamos con una actriz conocida (Cécile de France)y también en que nos mostramos interesados en examinar la bondad, los efectos de la bondad sobre la desesperación de alguien. El personaje de Samantha estaba en otro de nuestros guiones, y pensamos en qué ocurriría si lo pusiéramos en contacto con el de Cyril», concluye Jean-Pierre. «La película nace de ese encuentro y de la bondad de una mujer que no pide nada a cambio, que no hace una buena acción por ningún motivo en particular», apostilla Luc. Ambos, que se reparten las respuestas con espíritu democrático, han puesto a Bélgica en el mapa del cine europeo, y han logrado irse con premio del Festival de Cannes cada vez que han competido (con «El niño de la bicicleta» ganaron el Especial del Jurado).
Promesa incumplida
La gestación de las películas de los Dardenne es larga. Una anécdota robada de la realidad, una idea que madura y se transforma. «El filme tiene su origen en una historia que nos contó una jueza en Japón, en 2002, cuando estábamos presentando "El hijo". La historia de un padre que decide dejar a su hijo en el orfanato, pero que le promete que volverá a buscarlo después de un tiempo. Y el tiempo pasa y el niño espera en vano», explica Luc. Ese niño es, como de costumbre en su cine, un excelente actor no profesional, Thomas Doret. «Pusimos un anuncio en los periódicos y en la radio. Recibimos seiscientas fotos. Escogimos treinta niños y los convocamos a una prueba. El primer día del casting, apareció Thomas (Doret), fue el quinto que vimos. Le hicimos ensayar la primera secuencia y supimos de inmediato que era él», añade Jean-Pierre.
La etiqueta de «cine social» les provoca escalofríos: «Con "El niño de la bicicleta"no teníamos la intención de criticar ninguna institución. De hecho, evitamos por completo caracterizar los conflictos de los personajes desde un punto de vista económico. Así cada uno de ellos podía actuar con total libertad», afirma Jean-Pierre. La película, que definen como «un cuento de hadas, una tragedia optimista», representa a la perfección el libro de estilo de los Dardenne: Luc al habla: «No empezamos con un tema, sino con un personaje, con una situación. La solidaridad, la fraternidad o la empatía, son valores que no están en boga, y de algún modo, contando las historias del modo en que las contamos, los estamos reivindicando, estamos imaginando el mundo tal y como nos gustaría que fuera».
Doble genio
«Una persona con cuatro ojos». Es la definición que los Dardenne dan de sí mismos, directores, productores y guionistas a otras tantas manos de cada uno de sus filmes. Cannes, su festival fetiche, les ha premiado con dos Palmas de Oro («Rosetta», 1999, y «El niño», 2005).