Congreso Extraordinario del PSOE

La mala conciencia

La Razón
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El intrépido Rubalcaba se dedicó ayer, en su primera rueda de prensa como candidato a presidente del Gobierno, a hacer ironías diversas sobre su nombramiento «a dedo», subrayando que le han designado de esa manera «miles de militantes» que le respaldan cada vez que le ven en los mítines, cientos de «cargos» del partido a lo largo y ancho de España, y las decenas de «miembros del Comité Federal» que le eligieron en bloque como «el mejor» para el cargo que espera desempeñar. La verdad es que no entiendo bien el motivo por el cual Rubalcaba se mete en este berenjenal. Será la mala conciencia. Habló tanto y tan mal de Rajoy por haber sido designado sin primarias que ahora nuestro hombre inventa insospechadas excusas para aparentar que su designación, por supuesto digital, ha sido democrática. Nada más lejos de la realidad. No sólo no ha habido democracia sino que hubo maniobra subterránea para evitar que Chacón se presentara. Presionó tanto a Zapatero que éste no tuvo más remedio que pedir a la catalana que renunciara, «por el bien del Gobierno y del partido», para evitar un adelanto electoral. En realidad no era más que por el bien de Zapatero, que se ahorraba tener que dimitir y, por supuesto, por el de Pérez Rubalcaba, que ganaba otra batalla en las alcantarillas, lejos de las urnas y de la democracia real. Tal como y como a él le gusta.