País Vasco
ANÁLISIS: El lendakari zombi por Jesús María Zuloaga
La petición formulada ayer por el presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, deja al PSE en una clara minoría dentro del Parlamento de Vitoria y con serios problemas para completar la legislatura, como deseaba su líder y lendakari, Patxi López.
López deambula últimamente de forma errática por la política vasca, en una búsqueda de votos perdidos. Se apunta a todo menos a lo que debería apuntarse. Ahí está al frente de las peticiones de traslado de los presos de ETA al País Vasco o la legalización de Sortu; los guiños permanentes a Batasuna, el brazo político de la banda; el cuestionamiento de las medidas que ha adoptado el Gobierno central para hacer frente a la crisis; en fin, todo aquello que, según sus previsiones, le pueda alejar del desastre electoral que le vaticinan las encuestas.
El PP del País Vasco, con Antonio Basagoiti convertido en la auténtica «bestia negra» para los proetarras, ha actuado con gran responsabilidad y buen criterio desde el comienzo de la legislatura. Sin embargo, se ha llegado a una situación en la que es muy difícil el apoyo a un partido cuyo líder parece guiarse por el «principio inmutable» de «si veo un voto, me tiro en plancha». En el último Euskobarómetro, el PNV, con ocho escaños menos, era el partido ganador, con 22-23 diputados y casi un 31 por 100 de los votos; Amaiur sería la segunda fuerza, con el 25 por 100 de los sufragios y 19-22 escaños; el PSE, con el 18 por 100, perdería 9 de sus 25 diputados, y el PP, con el 15 por 100 y un aumento de 30.000 votos, podría alcanzar los 14-15.
El adelanto de las elecciones, bien es verdad que por otras razones, ya que no tienen representación en el Parlamento, lo había exigido Batasuna (pendiente de lo que decida el Tribunal Constitucional sobre Sortu), que acudiría a los comicios en coalición con Eusko Alkartasuna y Aralar, partido al borde de la escisión que, de acuerdo con los planes de ETA, ha sido fagocitado. El PNV también lo ha pedido, al considerar que la legislatura ya no tiene recorrido. Y ahora, es el PP de Basagoiti el que lo reclama.
La situación del «proceso» con ETA, que socialistas y nacionalistas pactaron a través de intermediarios en la anterior legislatura, es de auténtica crisis. La banda –ya no lo niegan ni los que criticaban a los que se atrevían a advertirlo–, está «engrasando» su maquinaria criminal. No se puede descartar nada ante la negativa, que hay que aplaudir, del Gobierno a negociar con los terroristas. El anticipo de las elecciones podría ser en estas circunstancias la opción menos mala porque serviría para descabalar los planes que la banda y su entramado habían establecido para llegar a 2013 en las mejores condiciones: la reciente visita de los llamados «verificadores», que siguen actuando en la sombra, forma parte de esta estrategia.
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