Barcelona

Barricadas tensión y cócteles molotov

Por encima de la pelea de cifras entre sindicatos y Gobierno, lo que marcó ayer la jornada de la huelga general fue la intervención de los piquetes, que desde el comienzo de los paros de madrugada acudieron a los centros de trabajo provocando diversos conflictos. Barcelona y Madrid fueron las ciudades donde la actuación de los boicoteadores provocó los incidentes más peligrosos, que se saldaron con varios heridos y detenidos, y considerables destrozos en el mobiliario urbano.

Disturbios en Barcelona
Disturbios en Barcelonalarazon

El balance en la Comunidad de Madrid ha sido de una treintena de personas detenidas, tres heridos y ausencia de autobuses urbanos en la capital, ya que Renfe y Metro funcionaron con relativa normalidad. El «plato fuerte» comenzó sobre las tres de la madrugada. Primero en Mercamadrid, donde varios piquetes bloquearon desde primera hora de la noche los principales accesos. Se vivieron momentos de tensión entre los camioneros que pretendían descargar género y los miembros más agresivos de algunos piquetes, que cortaron en varios momentos el acceso desde la M-40 al mercado provocando atascos de varios kilómetros.
Cerca de las cuatro de la madrugada se relajó el ambiente al trasladarse muchos sindicalistas a las cocheras de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de Fuencarral y La Elipa. Allí, comenzaron los enfrentamientos a las 4:30, cuando salen los autobuses de personal. De Fuencarral, sólo el primer autobús consiguió salir a duras penas, gracias al cordón de la Policía Municipal y a pesar de la violencia de algunos huelguistas, que la emprendieron a huevazos y a golpes contra el vehículo.

Pero el incidente más violento de la jornada ocurrió entre las siete y las ocho de la mañana en la empresa aeronáutica EADS-CASA de Getafe. Un enfrentamiento entre piquetes y policías se saldó con un trabajador y cinco agentes heridos. Durante el altercado, dos policías quedaron atrapados dentro de la factoría cuando los trabajadores cerraron la verja de acceso. Uno de los agentes que se había quedado fuera efectuó varios disparos al aire, lo que provocó un gran revuelo. La delegada de Gobierno en Madrid, Amparo Valcarce, explicó que el incidente se produjo cuando un trabajador quería entrar a trabajar. Se abalanzó sobre él un gran número de integrantes del piquete, por lo que los agentes de la UIP salieron en su defensa.

En la Ciudad Condal los piquetes discurrían por las calles hacia el centro de la ciudad cuando se vieron sorprendidos por un grupo de jóvenes, completamente ataviados de negro, que portaban sus propios estandartes y banderas. En uno de ellos se podía leer: «Contra el Gobierno y la oposición, los sindicatos y la patronal, huelga general».

En pleno corazón de Barcelona, la plaza Catalunya, les esperaban sus correligionarios antisistema parapetados en la antigua sede de Banesto, recientemente ocupada. Desde ahí, todos, sindicatos y antisistema, se desplazaron a la vecina plaza Universidad sin percatarse de la batalla campal que estaba por desatarse.

Dos de los extremos de la plaza estaban cercados por furgones antidisturbios. Camuflados entre el gentío, un grupúsculo de encapuchados se dirigió a uno de los extremos. Tras un breve intercambio de insultos, comenzó el lanzamiento de piedras y botellas mientras le prendían fuego a un coche de la Guardia Urbana. Los Mossos d'Esquadra cargaron a golpe de porra y disparando pelotas de goma. El caos se adueñó de la plaza mientras se desataban las carreras y persecuciones. Los furgones aparecían por todas las esquinas e intentaban sortear las improvisadas barricadas de mobiliario urbano.

Poco a poco, la acción fue trasladándose de nuevo a la plaza Catalunya, en los aledaños del edificio ocupado, donde se refugiaron los antisistema. Poco después, los Mossos procedieron a desalojarlo. Los okupas, tras la resistencia inicial, abandonaron el edificio pacíficamente. Sin embargo, las carreras y las cargas se sucedieron durante toda la tarde en el centro de la capital catalana.

En el resto de España, las barricadas con neumáticos ardiendo fueron la tónica general en las carreteras de acceso a las empresas más importantes de cada región. Así ocurrió en Asturias, donde decenas de mineros cortaron la circulación en la autopista «Y», la principal arteria de comunicación, en Oviedo con neumáticos ardiendo. En Zaragoza los bomberos también tuvieron que apagar los fuegos de neumáticos en las barricadas colocadas en los accesos a los polígonos industriales de Malpica y Cogullada. Y en Vigo se registraron más de una decena de contenedores quemados, el lanzamiento de dos cócteles molotov contra una empresa de trabajo temporal y un centro comercial y dos cristales de autobuses urbanos rotos.

En el conjunto de las provincias andaluzas la jornada de huelga se saldó con diez detenidos por generar disturbios. En Sevilla, trataron de cortar varias entradas a la ciudad con barricadas de contenedores. Los detenidos fueron dos por tratar de cortar un puente con una furgoneta cargada de neumáticos, otro por echar gasolina debajo de un coche de la Policía y uno más tras enfrentarse a los agentes.

En Córdoba resultaron detenidas dos personas después de quemar dos contenedores y otras dos por tratar de agredir a varios agentes de Policía. Los últimos arrestados se localizaron en Almería y Marbella (Málaga) cuando intervenían en piquetes informativos. En Cádiz, los autobuses urbanos sufrieron la rotura de seis lunas y también fueron atacadas varias sedes municipales, que amanecieron con las cerraduras boicoteadas. Una situación que se dio en las oficinas de la emisora de Onda Cero en Algeciras (Cádiz), cuyas puertas de entrada tenían candados.

Cinco sindicalistas y un Policía local herido es el balance de incidentes graves en Castilla y León. En Valladolid, hubo dos cargas policiales, una de ellas en la salida de los autobuses urbanos, y la otra en la factoría de Michelin, que provocó que cinco miembros de los sindicatos resultaran heridos. En Burgos, el que recibía un botellazo en la cabeza era un policía local en las cocheras de los autobuses municipales. Por último en Soria, la sede de la patronal de empresarios aparecía tapiada. También fueron numerosos los comercios en esta Comunidad que aparecieron con silicona en sus cerraduras para impedir su apertura.