Agricultura

Perennes vs anuales por Ramón TAMAMES

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Ya se sabe, hace unos diez mil años se produjo la revolución neolítica, durante la cual la humanidad de meramente vivir de la recolección de frutos, de la caza y de la pesca, pasó a nutrirse de lo que después llamaríamos agricultura y ganadería. Y dentro de la primera, todo empezó con la producción de granos, a partir de semillas silvestres de las que, tras muchos cultivos anuales, se generaron las diferentes variedades de cereal.
Esa selección natural permite que, al día de hoy, dispongamos de semillas de altísimo rendimiento. Pero que presentan la desventaja de que para producir año tras año es necesario arar la tierra, sembrar, recolectar, levantar el rastrojo, volver a sembrar, fertilizar, emplear herbicidas, etc. Todo un ciclo de labores que contribuyen a la pérdida o deterioro del suelo vegetal y que aceleran la erosión hídrica y eólica, sobre todo en las fases en que la tierra sin cultivo queda desprotegida.
Frente a ese estado de cosas, Edward Buckler, estudioso del maíz en la Universidad de Cornell, ha puesto de relieve recientemente —como nos informa National Geographic en su último número— que hoy, con unos 1.700 millones de hectáreas agrícolas en el mundo, en su mayor parte de cultivos anuales, hay que considerar las posibilidades de pasar una buena proporción a sistemas perennes.
De modo que, análogamente a lo que sucede, por ejemplo, con la caña de azúcar, las plataneras o los pastizales, que son herbáceas que se mantienen en cultivo durante decenios, podrían difundirse especies y variedades de cereales multianuales, que debidamente tratadas para elevar sus rendimientos, fueran objeto de cultivo permanente.
Esas nuevas formas de producción, significarían menos erosión, una necesidad menor de agua por la intrincada red de raíces de mucha mayor profundidad que las plantas perennes y menor cantidad de fertilizantes. En definitiva, tendríamos una agricultura más adaptada a la conservación del medio, más sostenible. Las investigaciones para todo ello están en marcha: congratulaciones.