Suspenso en contaminación

BARCELONA- Recién concluida la Semana Mundial de la Movilidad Sostenible, mediante la cual se pretende concienciar a la población sobre las consecuencias nocivas de ciertas actividades humanas sobre la calidad del aire que respiramos, el fenómeno del tráfico de vehículos y sus efectos contaminantes se presentan un año más como una lacra para los consistorios del Área Metropolitana de Barcelona.

Así, según datos de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, los índices de contaminación en relación a la presencia de dióxido de nitrógeno (NO2) y partículas en suspensión de diámetro inferior a las 10 micras (PM10) en el aire empeoraron en 2011 respecto al año anterior, poniendo fin a la tendencia a la baja registrada en los últimos años. Por un lado, la media de PM10 aumentó en un 9,7 por ciento para situarse en una media de 34 microgramos por metro cúbico de aire –cuando en 2010 era de 31–, mientras que el NO2 lo hizo en un 2,1 por ciento y registró así 48 microgramos –por los 47 del ejercicio anterior.

Con estas cifras queda patente que la capital catalana cumplió los límites establecidos por la Unión Europea en lo que se refiere a la presencia de PM10 en el aire, los cuales se sitúan en los 40 microgramos de media al año con la posibilidad de superar durante 35 días un límite de 50 microgramos, pero incumple las limitaciones europeas en lo que respecta al NO2. En este último caso, la UE no permite superar los 40 microgramos de media ni, en más de 18 ocasiones al año, los 200 microgramos en un plazo de una hora.

Y como Barcelona, que ya tuvo que pedir a la UE una prórroga de cinco años más de la moratoria para cumplir con los niveles de contaminación del aire fijados por este organismo, muchas otras ciudades catalanas. Así, el índice catalán de calidad del aire mantuvo en 2011valores preocupantes: si bien el 69,9 por ciento del tiempo, la calidad del aire fue satisfactoria o excelente y el 23,7 por ciento fue aceptable, un 6,4 por ciento del tiempo fue baja, deficiente o muy deficiente. Por todo ello, el departamento de Territorio y Sostenibilidad ha puesto en marcha un nuevo plan que consta de 34 medidas destinadas a alcanzar los objetivos de calidad del aire fijados por la Unión Europea (UE). Sin embargo, por ahora, no se han apreciado grandes cambios en los usos y costumbres de los barceloneses que puedan suponer una mejora en la calidad del aire atmosférico de su ciudad.

Así, en la Ciudad Condal circulan cerca de 976.345 vehículos, del los cuales un 60,6 por ciento son coches y un 21,5 por ciento motos, mientras que en 2011 sólo se registraron 467 vehículos eléctricos –317 de la flota municipal y 150 de la privada–.

En cuanto al número de desplazamientos, se produjo un incremento del 2,7 por ciento respecto al año anterior al situarse en los 6.643.908, de los cuales un 22,6 por ciento se llevaron a cabo en transporte privado.