Estados Unidos

Protagonista en la sombra por Pilar FERRER

La Razón
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Al tradicional lema que acom- paña a toda Monarquía parlamentaria, «El Rey reina, pero no gobierna», debiera añadirse otro en el caso de España: «Pero influye». En sus ya treinta y seis años de reinado, Don Juan Carlos nunca ha sido una figura de piedra, sino alguien clave en momentos decisivos y profundamente delicados. Quienes hemos viajado con el Monarca, durante más de once años por todo el mundo, bien sabemos de su tacto diplomático y prestigio exterior. Aquellas primeras visitas a Estados Unidos, Francia y Marruecos consolidaron su papel como el mejor embajador. Así lo supieron ver los presidentes Suárez, González y Aznar. El gobierno de Zapatero, por el contrario, adelgazó la agenda regia internacional en aras de un presidencialismo cuyos nefastos resultados son evidentes.

Pero Don Juan Carlos no ha estado quieto. Como le dijo el general Sabino Fernández Campo, aquel 11 de julio de 1977 en que piso por vez primera La Zarzuela, el Rey puede ser silente, pero no mudo. Se ha demostrado en estos momentos de acerada crisis. Fue el Rey quien recibió a destacados miembros del mundo empresarial que integran la Fundación Everis, presidida por Eduardo Serra, ex ministro de Defensa y hombre muy próximo a la Corona. El manifiesto elaborado por ellos encendió la lucecita de La Moncloa y propició el encuentro del presidente del Gobierno con lo más florido del mundo financiero. De esa reunión arrancan las profundas reformas de ajuste y el giro dado por Zapatero a su política económica. Meses atrás, Don Juan Carlos había recibido a los líderes sindicales de UGT y Comisiones Obreras, Cándido Méndez y Fernández Toxo. Y, discretamente, mantiene una fluida relación con el dirigente catalán Josep Antoni Duran Lleida y el presidente del PNV, Iñigo Urkullu.

Conoce muy bien momentos difíciles. El 22 de noviembre de 1975, ante las Cortes, pronunció su primer discurso de la Corona. Desde entonces, el zarpazo terrorista, el 23-F y otras muchas vicisitudes no alejaron sus palabras de los mismos valores: unidad de España con respeto a la diversidad de sus pueblos, derechos sociales y económicos, apoyo a las víctimas, defensa de la familia, esfuerzo colectivo, dignidad de la clase política. Principios firmes y autoridad moral para un país complejo. Protagonista en la sombra de tantas cosas, el Rey encarna una Institución necesaria. Haciendo buena la cita de Juan Jacobo Rousseau: que ningún ciudadano sea lo bastante poderoso para comprar a otro ni demasiado pobre como para verse obligado a venderse.